La sociedad latinoamericana se caracteriza por ser matriarcal. Piensa en el lugar a donde vas a celebrar las fechas más importantes de la familia: mayormente será en casa de la abuela, o de mamá o de la suegra. Cuando un hombre abdica de su responsabilidad paterna, las familias se vuelven disfuncionales. La figura paterna queda ausente, ya sea porque se desentienden de su responsabilidad, o debido a la ruptura del matrimonio y cuando les toca vivir esta tragedia los más afectados son los niños.
La sociedad actual ve como desarrollo evolutivo la transformación que ha tenido la familia en relación a que no es necesaria la presencia del hombre para que una mujer crie a sus hijos (familias monoparentales), o la postura de que las familias homoparentales son tan capaces y adecuadas para la crianza de los hijos como las familias heterosexuales, pero la realidad que vemos de niños que se hacen adultos sin la figura paterna, demuestra una degradación profunda de las bases morales, ausencia de valores sólidos, deterioro de la salud mental, heridas emocionales profundas, traumas y trastornos psicológicos y una deformación de la imagen de Dios como Padre.
Es innegable que alberguemos preocupaciones, como padres, concernientes a ¿cómo lidiar con la falta de experiencia? ¿Con quién puedo hablar sobre cómo criar a mis hijos? ¿Cómo puedo superar los estereotipos acerca de ser padre? ¿Qué puedo enseñar si no he tenido un modelo en mi propio hogar? Nuestros hijos necesitan tener un modelo que los ayude a formarse para ser personas capaces de enfrentar la vida adulta, pero ¿quién los está instruyendo para la vida? Youtubers, artistas de la farándula, empresarios de los negocios, y gente de la vida pública.
Quiero presentarles un modelo bíblico del que podamos aprender a ser padres que dejemos huellas en nuestros hijos: A José, el esposo de María, la madre de Jesús, de él extraeremos tres cualidades que son dignas de imitar, y que nos mostrarán cómo influenciar positivamente a nuestros hijos.
José era un hombre justo. El evangelista Mateo describe esta cualidad que Dios tomó en cuenta para hacer de él un instrumento útil en sus manos. José sería el responsable de criar a Jesús, el Verbo hecho carne, que salvaría a la humanidad de sus pecados. Un hombre justo, es “aquel que no sigue el camino de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores ni cultiva la amistad con los blasfemos, sino que en la ley de Jehová se deleita, y de día y de noche medita en ella” (Salmo 1). Una conducta íntegra, es esencial para formar a los hijos, en un mundo corrompido moralmente, donde lo malo ha llegado a ser bueno y lo bueno malo. Nuestros hijos llegarán a ser personas de influencia, y transformarán la sociedad en que vivimos, si como padres les enseñamos a ser justos, e íntegros en todas las áreas de sus vidas.
José tenía una relación íntima con Dios (Mateo 1:20). En los pocos relatos que encontramos de la vida de este hombre podemos notar que entre él y Dios había una relación tan estrecha que fue escogido para esculpirla y modelarla en Jesús también durante su infancia. La pasión y devoción al Padre celestial por parte de Jesús fue un reflejo de lo que vio en su padre terrenal, José. Hoy somos testigos del impacto que Jesús dejó en el escenario humano, gracias al modelo que su padre terrenal le proveyó. Si queremos que nuestros hijos amen a Dios, dediquen su vida a servirle y dejen huellas en su generación, debemos enseñarles cómo tener una amistad genuina con Dios.
José demostró amor por su familia a través de la provisión y el cuidado. El evangelista Lucas hace referencia al cuidado que tuvo José con su esposa a punto de dar a luz (c.2:7) y Mateo menciona también que tenía un oficio con el cual mantenía a su familia (c.13:55). ¡Nuestra sociedad necesita a hombres que muestren un amor verdadero por sus familias, cuidando y proveyendo! El cuadro dramático y lamentable de las familias en cualquier parte del mundo es de mujeres solas criando a sus hijos; padres que, físicamente, están presentes, pero que afectiva y relacionalmente, han abandonado a sus hijos; padres que no se hacen responsables de cuidarlos y alimentarlos; padres que abusan de ellos y los maltratan. El amor de un padre debe estar dispuesto hasta el sacrificio, así como Jesús demostró su amor por aquellos a quienes amaba, entregando su vida para salvarlos del pecado y de la muerte.
Como padres, somos espejos para nuestros hijos, ¿qué figura estamos reflejando? Mis votos son para que sea la figura de un padre que vive en integridad en un mundo corrompido; que muestra una relación sana, vital y profunda con su Padre celestial y que demuestra amor mediante el cuidado y la provisión de sus seres amados.
Pastor Rigoberto Venegas
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