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Anahís Alvarado

Los Niños Y El Confinamiento



Después de casi 4 meses sin poder salir de casa, los padres del niño Carlos, tomando sus previsiones, le colocaron el tapaboca y los guantes, y lo llevaron a pasear por los alrededores de la Urbanización, para que se recreara con su bicicleta. Luego de ese breve momento de distracción, regresó a casa con una inmensa sonrisa, pero al darse cuenta que lo conducían de regreso al encierro, el niño tomó una actitud de rebeldía por no querer entrar a su hogar. Y aferrándose a las rejas de la entrada de su vivienda, enojado gritaba: “¡No voy a entrar!”.


Esta es una reacción característica de un niño en edad temprana que no entiende las razones del confinamiento. Los niños y niñas se caracterizan por ser inquietos y dinámicos, les encanta andar explorando y descubriendo. Cosas que son conocidas para los adultos, para ellos representan un gran descubrimiento. Los niños experimentan vivamente las emociones. Acerca de eso conversamos con la psicólogo y coach venezolana Hildamar La Chica, quien afirmó que todos los seres humanos, incluyendo a los niños, estamos equipados para experimentar todas las emociones.


Interrogada acerca de las emociones que pueden experimentar los niños ante el aislamiento social, ella expresó que en tiempos coyunturales e inadvertidos, como es justamente la época de confinamiento, los niños y niñas pueden experimentar alteraciones emocionales, sobre todo porque las situaciones para ellos no son predecibles, y se salen de su rutina normal.


El tiempo sin poder salir de casa, la ausencia del ámbito escolar, y el tiempo asignado para actividades on line, genera en ellos manifestaciones de incertidumbre que llevan consigo un despliegue de emociones que pueden derivar en miedo, rabia, y tristeza. Miedo, por no saber a qué atenerse. Tristeza, por extrañar a la gente que frecuentaba, (compañeros de clase, o maestras) y también por las restricciones de las actividades recreativas al aire libre. La rabia, se traduce en cambios conductuales, como pataletas, berrinches y situaciones de agresividad.


La alteración de su cotidianidad, conduce a los niños hacia el miedo, la tristeza y la culpa. Para sacarlos de ese estado emocional, es necesario entablar una comunicación amigable con ellos para explicarles lo que está sucediendo, y asegurándoles que no tienen la responsabilidad de lo que está pasando.


A fin de paliar las crisis emocionales, la especialista, alista una serie de recomendaciones para los padres y adultos responsables, que son significativas para adecuar las situaciones a contexto infantil. Algunas de ellas son:


1) Mantener la calma, mostrando control de la situación.


2) Evitar sobre exponerlos a las noticias, o comentar información negativa delante de ellos.


3) Procurar momentos divertidos en familia, para pasarla bien.


4) Idearse una rutina, que incluya horarios flexibles y el desarrollo de hábitos, que hagan más predecibles sus días. Las rutinas deben incluir: deberes, normas, horarios para el esparcimiento, el compartir en familia y momentos de individualidad.


5) Validar las emociones de los hijos. Por ejemplo: sí el niño dice: "Me quiero morir porque está situación no me gusta". Se recomienda generar empatía, y hacerle preguntas acerca de lo que siente, y acerca de lo que cree le haría sentir mejor. Eso hará que ellos sientan que son verdaderamente escuchados, y que son apoyados por sus progenitores. Esto minimizará los cambios anímicos y conductuales.


6) Tener reuniones familiares una vez al día o una vez cada tres días, donde cada uno manifieste cómo se está sintiendo.


7) Interactuar desde lo musical, ya sea cantando, bailando, escuchando, o haciendo un ritmo con algún objeto sino tenemos un instrumento musical en casa. El potencial es infinito en el ámbito musical ya que no se trata de un concurso sino de crear un ambiente más armónico.


8) Jugar con material de desecho (cartón, papel, revistas, tapitas, botellas de plástico).


9) Activar juegos de mesa para los más grandes que comprenden una mayor cantidad de reglas y roles dentro del juego.


10) Involucrarlos en las actividades de la casa, para que los niños se sienta útiles y colaboren con los oficios sencillos en el hogar, bajo la supervisión de los Padres.


Los niños son edificios en construcción, debemos darles bases sólidas de valores, hábitos y afectividad. Para que se conviertan en personas seguras, optimistas y estables emocionalmente.


Anahis Alvarado

Departamento de Prensa NotiCristo

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