“¡Stop…!” Era el grito que marcaba el fin del tiempo de juego. Cuando alguien gritaba esa palabra, todos debían detenerse de escribir, y se pasaba a revisar cuanto había podido avanzar cada jugador. En casa, cuando éramos niños, jugábamos Stop cada tarde, después de las tareas escolares. Cada uno de nosotros dibujaba una tabla en una hoja del cuaderno y encabezaba cada columna con un renglón: Nombre, apellido, animal, ciudad, fruto y cosa. Luego, se elegía al azar una letra del abecedario, y todos empezábamos a escribir en cada recuadro una palabra perteneciente a ese renglón pero que iniciara con la letra elegida.
- Por la letra…. ¡E…!- Iniciaba el juego, y todos escribían palabras que iniciaran con la letra “E”, renglón por renglón, hasta escuchar el grito del que terminaba de primero: “¡Stop!, y el que detenía el juego pasaba a revisar lo que habían hecho los otros:
-“¿Nombre?”- Preguntaba, y los otros respondían: -“Ernesto” o “Esteban”, después de verificar, pasaban al próximo renglón: - ¿Apellido? - a lo que respondían: -“Espinoza” o “Esparza”, así iban pasando cada renglón hasta llegar al que era más difícil para esa letra:
-¿Fruto…?- y todos se miraban antes de responder, uno que otro reconocía que no había llenado ese renglón, pero siempre alguno se atrevía a decir como respuesta: “Espinaca” o “Espárrago”, a lo que todos los demás protestaban: “¡Eso no es un fruto, es una hortaliza!” o “Eso es un vegetal, no un fruto”. Y así se encendían las diatribas infantiles ocasionadas por la difícil tarea de dilucidar lo que era fruta, vegetal, verdura u hortaliza.
¿Son lo mismo? En esencia sí, pero cada cultura en cada país lo clasifica a su manera. Según el diccionario Webster de 1828, Los vegetales son plantas que se nutren a través de vasos que están adheridos a la tierra. Son sustancias blandas y carnosas. Entre ellos están: el repollo, pimentón, coliflor, papas, auyama, zanahoria, acelgas, espinacas, entre otras.
En los vegetales predomina el color verde y de ellos se aprovechan, en su mayoría, los tallos tiernos y las hojas, que se pueden comer crudas, en ensaladas, o también cocidas al vapor, en guisos, y en sopas. Al igual que las frutas poseen un alto contenido de agua y fibra, y por ser bajas en grasas aportan un porcentaje muy mínimo de calorías.
Los vegetales son ricos en vitamina A, vitamina C, B9, y ácido fólico. El consumo de vitamina A, por su contenido de Retinol, ayuda a nuestra piel a minimizar las líneas de expresión y las arrugas, favorece el crecimiento de los huesos en los niños y contribuye en la buena salud del aparato reproductor, las funciones celulares, la boca, la mucosa, y el cabello.
Dios en su infinita providencia tuvo sumo cuidado de proveer casi todo lo que el hombre necesitaba para el sustento diario, a través de los vegetales, y por esta razón, necesitamos valorar y preferir el consumo de estos rubros, para nuestra alimentación de cada día, como lo hizo Daniel.
“Y Daniel dijo al guardia: «Danos de comer sólo verduras, y de beber sólo agua.» Así lo hizo por diez días, y al cumplirse el plazo, se vio a estos jóvenes más sanos y mejor alimentados que cualquiera de los que participaban de la comida real. Así que el guardia les retiró la comida y el vino del rey, y en su lugar siguió alimentándolos con verduras.” (Daniel 1:12-16 BAD)
Receta del Día: Pastel de vegetales.
Ingredientes:
Un calabacín.
Una papa.
Un tomate.
Una cebolla pequeña.
Un pimentón pequeño.
Un trozo de auyama.
4 dientes de ajo.
Un manojo de espinacas.
Algunas ramitas de perejil.
Dos cucharaditas de aceite.
3 huevos.
100 ml de crema de leche.
Sal y pimienta al gusto.
Preparación:
Colocar al fuego una olla pequeña con dos tazas de agua. Pelar y picar la papa en cuadritos y cocinar por 10 minutos, picar la auyama y agregarla a las papas, cocinándolas por tres minutos más, y reservar.
Freír la cebolla, el pimentón y el ajo en el aceite, agregar el tomate y freír por tres minutos. Luego agregar el calabacín picado en cuadritos, las papas, y la auyama reservada. Por último, agregar la espinaca, salpimentar al gusto, y colocar la crema de leche. Dejar que se enfríe un poco y colocarle los huevos bien batidos.
Llevar al horno calentado a 180° por 20 minutos, o hasta verlo dorado.
Nota: Pueden usarse también otros vegetales que tengan en casa: coliflor, vainitas, zanahorias, u otros.
Pra. Mélida Vera de Petit
Iglesia Tiempo con Dios
Puerto Ordaz, Venezuela.
Departamento de Redacción NotiCristo.