Algunos deben tener incertidumbre ante la asombrosa promesa de realidad o ficción que pronone Neuralink, la empresa de Elon Musk, de concretar la conexión física y metafísica del ser humano con la tecnología. Hoy existen implantes que permiten monitorear órganos, enviar mensajes de texto a un correo electrónico, almacenar información del estado del paciente para su futura evaluación, restaurar el oído o la visión y otras enfermedades bien específicas que procesando los impulsos neuronales y enviando señales eléctricas, pueden mover prótesis biónicas, o solventar la necesidad presentada.
La posibilidad de reemplazar algunas funciones del sistema nervioso mediante la creación de modelos matemáticos, biológicamente realistas de las funciones del cerebro, ya es un hecho; y se logra mediante la producción de microchips biomiméticos que incorporan estos modelos y los integran al sistema nervioso central. De aquí parte Neuralink.
Sin embargo, debe prestarse atención a algunos tenores. Neuralink es una empresa de Neurociencia que busca avanzar en la creación de modernas interfaces cerebro-computadoras que tendrá miles de beneficios médicos y permitirá al hombre hasta competir con la inteligencia artificial. Se presume que se podrá guardar y reproducir recuerdos o sueños; bajar y aprender idiomas nuevos en un instante; y llegar a un nuevo tipo de comunicación neuroelectro-telepática.
Antes de llegar allí, y que la cosa se ponga de locos, un obstáculo real a largo plazo es la identificación de la velocidad y patrones de las señales de los impulsos nerviosos necesarios para que se traduzcan en movimiento. Y dando un paso adicional, en un sentido más confuso e improbable, otro percance es lograr la identificación de un lenguaje orgánico que permita la decodificación de los pensamientos y la memoria para traducirlo a un idioma electrónico compatible con el almacenamiento de un microchip de memoria externa.
Debe tenerse en cuenta que, aunque la masa encefálica se haya explorado en su totalidad, y se sepa que las emociones y estados de ánimo son derivaciones de la interacción bioquímica de sustancias segregadas por glándulas, el Ser Conciente, y dónde se origina la personalidad del individuo, sigue siendo un misterio. Aunque la psiquiatría ha demostrado lidiar con las enfermedades mentales, como trastornos maníacodepresivos o epilepsia, su éxito consiste, casi siempre, en la depresión de las aptitudes cognitivas, disminuyendo la capacidad de respuesta de la voluntad de la persona, resolviendo el problema solamente por medio del adormecimiento de los sentidos. De allí que sea virtualmente posible considerar el exabrupto futurista de controlar la mente de una persona, por lo menos deprimiéndola. Sin embargo, si se pudiera controlar los impulsos eléctricos a propósito, conociendo exactamente dónde están esos puntos en el cuerpo físico que configuran las emociones y otros procesos bíoelectroquímicos, superficialmente, sí se podría controlar la mente de una forma más tenebrosa.
¿Hacia dónde se dirige la humanidad con todo esto? Dar una respuesta simple es complicado. Pero una cosa es cierta: La humanidad no es nada sin Dios. Sea un analfabeta o un cyborg súperhumano. También es desconsiderado afirmar que los que siguen al que confeccionó el cerebro, le teman a esta ciencia. En esta era, una vez que a un hombre se le permite conocer al Padre de las Luces, si él permanece víctima de la oscuridad exhibirá la vergüenza de un acto de terquedad solípeda y voluntaria, que si se puede, debe evitarse. Por otro lado, de lograrse avanzar en esta materia, tan solo habríamos construido una pequeña torre de Babel en un intento de llegar al cielo que haría reír a Dios y a sus ángeles. Creo que la necedad del que se arremilga con la galantería de un invento, es pura arrogancia de no reconocer que la criatura fabrica con aquello con que fue creado.
Aunque Musk no demostró estar listo para comprometerse con ninguna de tales presunciones, el propósito principal del evento no era causar revuelo sino generar entusiasmo entre la comunidad científica para reclutar talentos a su proyecto que ya tiene cuatro años andando y que cuenta con más de 150MM USD, para investigación.
La novedad ahora es el sistema pequeño e inalámbrico que dará pie al desarrollo de sus promesas. Por medio de una demostración, presentó a un cerdo que tenía un chip del tamaño de una moneda, con cientos de electrodos que se incrustaron en su cerebro y, aseguró que en humanos será prácticamente invisible. La meta es que sea seguro y pueda instalarse o quitarse en menos de una hora por medio de un robot quirúrgico que se encuentra actualmente en desarrollo.
Los desafíos inmediatos que tiene por resolver son: Perfeccionar los microalambres para que puedan sobrevivir al contexto corrosivo de un cerebro vivo durante una década y eludir o minimizar los daños cerebrales colaterales que los médicos temen, como la destrucción de las neuronas que son células que no pueden regenerarse. Al mismo tiempo que debe procurar obtener conocimiento científico sobre los desequilibrios electroquímicos que producen las enfermedades mentales, para mencionar solo algunas cosas que tiene para empezar.
Elvis Russo
Departamento de Redacción NotiCristo.
Diseño Gráfico:
Ángel Arteaga