Dios es tan misericordioso y compasivo que no sólo nos salvó para llamarnos hijos, sino que además de eso, vio en nosotros potencial para servirle… ¡Qué honor tan inmenso el que tenemos! Mientras muchos no saben qué hacer con su vida ni qué les ocurrirá luego de morir, para nosotros ya está garantizada la vida eterna en los cielos por haber aceptado a Jesucristo, y a la vez, se nos ha encomendado una misión importante por cumplir mientras estemos temporalmente en la tierra: ¡El evangelismo y discipulado!
Pero, ¿Cómo cumplimos con este propósito de vida en este tiempo tan complejo? La cuarentena llegó de sorpresa y trajo consigo varios retos para el discipulado: iglesias cerradas, inconvenientes tecnológicos, problemas de comunicación, carencias de recursos, falta del internet en ciertos hogares de los miembros de la congregación…Y con respecto al discipulado infantil, a lo antes expuesto, se le suma que no todos los niños cuentan con los medios necesarios para ser atendidos de manera virtual.
A pesar de todo esto, es importantísimo resaltar que el discipulado a los niños es un mandamiento que se mantiene por encima de cualquier circunstancia… Cuando Jesús dijo en Mateo 19:14: “Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos.” No fue una orden condicional, es decir, Él no dijo: “dejen a los niños venir si tienen todo a favor para hacerlo…” no, al contrario, lo estableció y recalcó: “no se lo impidan”. Debemos reconocer que ciertamente hay múltiples factores que están siendo obstáculos para que la Palabra de Dios sea enseñada como se debe a los niños, sin embargo, sigue siendo nuestro deber y vamos a rendir cuenta por ellos.
Cuando estés en la presencia de Dios y Él te pregunte: “¿Qué hiciste con la misión que te encomendé?, ¿Cuántos niños conocieron más de mí a través de tu enseñanza?”, ¿Qué le dirás? ¿Te vas a excusar de que por la cuarentena no pudiste cumplirle? Pues, si Dios te ha confiado la tarea de discipular, también te va a brindar la creatividad que necesitas para llevar a cabo lo que se te ha encomendado, y además Él recompensará tu obediencia y fidelidad.
Recordemos la historia de Moisés en la zarza (Éxodo 3), él tenía razones lógicas para no hacer lo que Dios le estaba indicando, sin embargo, el Señor le preguntó: ¿Qué tienes en tu mano?, él tenía una vara y esa fue la herramienta que Dios empleó repetidas veces para manifestar su poder y milagros, desde abrir un mar en dos, hasta hacer brotar agua de una roca.
Entonces, hoy es un buen día para que respondas a la misma pregunta: ¿Qué tienes en tu mano?, ¿Con qué cuentas para llevar adelante tu responsabilidad como hijo de Dios?, una vez que respondas, preséntale a tu Padre lo que tengas y déjate guiar por Él, para que, así como Moisés, también logres ver sus maravillas, no te limites, porque de tu lado está el Experto en imposibles.
Además, todos los obstáculos que se te presenten en el camino, deben ser tu mayor motivación para depender aún más de la sabiduría divina, serán un recordatorio de que no es por tus fuerzas o talentos, sino por la gracia, favor y respaldo del Espíritu Santo obrando a través de ti. Recuerda que servir a Dios a través del discipulado infantil, es un trabajo con garantía, así lo afirma Proverbios 22:6 “Instruye al niño en su camino, y aun en su vejez no lo abandonará”, Jesús es ese camino. Posiblemente le prediques a adultos y ellos por sus prejuicios y lógicas no perseveren o quizás ni te escuchen, en cambio, los oídos de los niños siempre estarán sensibles a Su voz y permanecerán fieles hasta el final.
Debo decirte que no estás leyendo esto por casualidad, los niños que están a tu alrededor necesitan disfrutar de la salvación, paz, alegría, fe y confianza en Dios como Padre, tal como tú lo disfrutas, por otro lado, necesitas aprender de ellos, de la pureza de su corazón, inocencia, ternura y humildad, “…porque de los tales es el Reino de los Cielos”. No subestimes a ningún pequeño por su edad, porque Cristo murió por todos para que ahora todos reciban su buena noticia de perdón y salvación.
Es por esto que, el mayor reto que tienes para discipular, es tu disposición. Este tiempo de cuarentena es perfecto para que demuestres qué tan fiel eres al llamado que Dios te ha hecho. ¡Él cuenta contigo, no pongas excusas! Conozco hermanos de la fe que han puesto sus hogares a la orden para predicar la Palabra de Dios a los niños de su comunidad, otros van de casa en casa a entregar una enseñanza como folleto, algunos llaman por teléfono a los padres y aprovechan unos minutos para conversar con los chicos y explicarles, aunque sea un solo versículo, otros les han entregado obsequios acompañados de mensajes bíblicos, en fin, lo importante es que: ¡No han desmayado! ¿Cuánto esfuerzo has mostrado tú?
Concluyo con lo siguiente, dar a conocer a Jesús no se limita por una cuarentena, sólo desafía tu creatividad y revela la verdadera disposición de tu corazón, los apóstoles y discípulos lograron prodigios a través del Espíritu Santo en tiempos mucho más complejos de los que hoy vivimos, con menos libertad y con mayor escasez de recursos, si ellos pudieron, tú también puedes. ¡Ánimo!
Pastora Astrid Marcano
Iglesia Pacificadores de Cristo
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