Lo que parecía un fulminante knockout por parte de Joe Biden al actual presidente Trump, ha dado un sorprendente giro en los tribunales norteamericanos, quienes se han decidido por el conteo -no sé si hasta 10, pero sí de los Estados decisivos-, permitiendo que estos breves segundos bastaran para que sonara la campana y Trump pudiera llegar vivo al segundo round.
Para entender esto sin la jerga boxística, se lo vamos a explicar de una manera sencilla:
Estados Unidos de Norteamérica no tiene un Órgano Electoral Centralizado. Por ser un país federativo, cada Estado tiene su propio órgano electoral, que supervisa y avala los resultados. Es por esto que, cuando los resultados son así de estrechos, cada Estado revisa varias veces el proceso y las boletas, por eso la tardanza y el consecuente nivel de tensión que esta situación ha provocado en los últimos días.
El caso es que los demócratas cantaron victoria y las cadenas de comunicación como CNN, BBC, FOX y otras importantes franquicias de USA apoyan esa declaración. Mientras que una parte del Partido Republicano (Esa parte que todavía apoya a Trump) está denunciando ante los tribunales que se cometió fraude electoral en algunos Estados por medio del voto por correo y la inserción de boletas de voto falsificadas.
Sería una imprudencia de nuestra parte aceptar cualquiera de estas dos versiones, por dos sencillas razones: 1. No se puede aceptar la victoria de Biden hasta que haya una declaración oficial de los órganos electorales de Estados Unidos, y eso no se ha producido, solo se tienen las declaraciones políticas de los medios de comunicación; quienes históricamente han mostrado una postura anti Trump, y han favorecido abiertamente la campaña de Biden.
2. No se puede aceptar la teoría de fraude hasta tanto la Corte Suprema de Justicia no se pronuncie oficialmente, y para ello está establecido un lapso que vencería el 6 de diciembre (Cosa horrorosamente simbólica para nosotros los venezolanos).
Como este es un artículo de opinión, puedo manifestarme libremente: Lo que hemos visto hasta ahora es un gancho al hígado y un recto a la nariz en el primer round, y justo cuando el árbitro estaba en la cuenta de 10 segundos, ha sonado la campana y ha permitido que Trump se siente en el banquillo y agarre un poco de aire, para llegar vivo al segundo round. Y no olvidemos que las peleas profesionales siempre son a 12...
Lo que sí me pareció extraño es ver a algunas personalidades, como el ex presidente Bush, reconocer la victoria de Biden, con lo que denota una profunda división en el seno del partido Republicano, cuestión para nada descocada debido al tipo de liderazgo que ha ejercido Trump dentro de sus propias filas, mostrando posturas radicales y negándose a negociar con sus propios “partidarios” sabiendo que Estados Unidos es un país de “negociantes”. Quizá su carácter de empresario, acostumbrado a empujar el destino de sus empresas bajo una única visión, ha sido su talón de Aquiles en la política, pues cuando se lidera a múltiples y heterogéneos grupos, solo los políticos hábiles logran agrupar a propios y extraños.
Si un líder político no logra que su oposición trabaje de alguna forma con él, no sabe nada de liderazgo.
Sin embargo, no puedo asegurar que Trump tenga una “Quijada de Cristal”, a veces pensar fuera de la caja y ejecutar estrategias poco convencionales, puede resultar en una sorpresa para tu adversario, dejándolo desconcertado y mal preparado para ejecutar un contraataque. Si se determina que hubo intento de fraude en los estados acusados, Trump pudiera ser declarado ganador automático sin repetir elecciones, aunque los números favorezcan a Biden.
En este momento Trump ha salido al ring y está pegando duro, y el tiempo ahora juega en contra de los demócratas, porque de comprobarse algunas de las acusaciones, podría compararse con la devolución de un “Wooper” que mande a la lona a Biden y se equiparen las boletas en los puntajes de los jueces.
Los presidentes de Rusia y China (Archienemigos naturales de Trump), que quizá hayan colocado sus apuestas a favor de su contrincante, no se atrevieron a reconocer la victoria del demócrata, cosa que ha generado un gran enigma, pues para nadie es un secreto que estas potencias emergentes tienen suficientes informantes en el “país de las oportunidades” para saber como va el proceso electoral…
Y en materia de lo que a nosotros nos interesa; también ha causado gran estupor, el reconocimiento a priori por parte de los dos principales líderes políticos venezolanos; Maduro y Guaidó (quienes ya llevan varios round dándose trancazos por el cinturón presidencial) y esta aparente coincidencia ha dejado estupefactos a los venezolanos, convirtiéndose en la primera declaración en donde los “púgiles” se han puesto de acuerdo.
Yo no sabría decir cuál de los candidatos norteamericanos nos conviene más verlo sentado en la silla presidencial. Para este servidor, todo aquel que ostenta el poder está encadenado a compromisos no precisamente santos ni divinos…
Aunque no nos guste escucharlo, el mundo se inclina hacia lo malo, y el príncipe de este mundo siempre trabaja para que a lo malo se le llame bueno y viceversa.
Por eso es mejor revisar dos veces, pensar tres y opinar cuando se esté seguro de algo. Y entonces ¿Cuál sería la tarea del cristiano en estas lides? Muy sencillo: Orar a Dios y vivir en consonancia con Su Palabra, para que todo aquel que vea su proceder pueda decir:
A este le va bien o mal… pero Dios está con él.
Marco Gentile
Departamento de Redacción NotiCristo
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