Ocurrió la noche del 13 de enero de 2012. El buque Costa Concordia, en el que viajaban 4.229 personas chocó contra unas rocas y se hundió frente a la costa de la isla toscana del Giglio, dejando un saldo de 32 víctimas fatales. “Cuando vi que el barco se inclinaba, me fui”. Fue lo que expresó el capitán Francesco Schettino mientras hablaba por teléfono con un amigo pocas horas después del naufragio de su nave.
¡Esa es la tendencia de los seres humanos! Huyen cuando deberían quedarse y esto causa profundas heridas emocionales, psicológicas y espirituales. Aunada a esta situación, tenemos la propensión de comparar la conducta de Dios y su carácter con la forma como nos comportamos con nuestros semejantes.
Por ejemplo, si un padre ha sido maltratador con sus hijos, estos tendrán problemas para tener una relación íntima con Dios como su Padre Celestial, pues pensarán que, si fallan o se equivocan, Dios los castigará. Si una persona sufrió el abandono de alguno de sus padres en la niñez, en la adultez podría entablar una relación insegura y temerosa con su Padre Celestial, pues no sabe cuándo podría hacer algo que provoque su alejamiento.
Por eso, a pesar de haber experimentado el amor de Dios en nuestras vidas y de haber recibido su salvación y sus bendiciones, la duda atroz puede invadir nuestro corazón en los momentos de adversidad. En esos momentos cuando las tormentas de la vida derriban sin piedad nuestra “casa” y las aflicciones vienen una detrás de la otra; entonces, totalmente abatidos, podríamos decir como Jonás: “Mejor sería para mí la muerte que la vida” (4:8).
¿Hay un punto en la vida de los seres humanos cuando Dios los abandona?
Cuando mi hija tenía como tres años, empezó a usar una frase cuando quería hacernos saber a mi esposa y a mí que habíamos sido muy fuertes al disciplinarla, o cuando le decíamos que no a algo que ella pedía, pero que no le convenía, o cuando no la complacíamos en alguno de sus "caprichitos". Su frase era: "¡Tú ya no me quieres!". Es obvio que un niño de esa edad no comprende que la labor de los padres es protegerlo, formar su carácter y crear buenos hábitos para su vida.
La sobreprotección de los padres deformará el carácter del niño y lo convertirá en un adolescente y, luego, un adulto que buscará la aprobación de los demás para tomar las decisiones más sencillas; lo hará temeroso, inseguro, rebelde, con ira en su corazón y con heridas emocionales que costarán mucho para sanarse.
Asumiendo que los problemas forman parte de la vida, desde que Adán y Eva tomaron la decisión de hacerse independientes de Dios, allá en el huerto del Edén, es preciso entender que nuestro Padre Celestial permitirá las situaciones difíciles en nuestra vida para nuestro crecimiento físico, mental, emocional, psicológico y espiritual.
De igual manera, Dios nos ha asegurado que nunca nos dejará, ni nos desamparará (Deuteronomio 31:6). Él actúa de manera diferente a la raza humana. Dios siempre estará junto a aquellos que han depositado su confianza en Él, aún cuando los seres humanos sean desleales y rompan su promesa de estar presentes en los tiempos buenos y los tiempos malos.
En Romanos 8:35-37, el apóstol Pablo declara a los cristianos romanos acerca de Dios y su carácter a través de la historia de la salvación, registrada en lo que hoy conocemos como la Biblia. La respuesta dePablo a la pregunta de que si Dios nos abandona cuando estamos en dificultades es contundente: “¡Claro que no!” (Romanos 8:37).
¡Dios no ha dejado de amarte! Él mismo lo expresó así a través del profeta Isaías: "Pero ¿acaso una madre olvida o deja de amar a su propio hijo? Pues aunque ella lo olvide, yo no te olvidaré" (49:15 DHH). Él envió a su Hijo, Jesucristo, a morir, cuando nosotros mismos no éramos capaces de salvarnos y murió por nuestra salvación en la cruz del Gólgota.
Su amor es tan grande e incomparable que no se puede describir con palabras. Tuvo que venir “El Verbo” y hacerse humano para demostrarnos cuánto nos ama nuestro Creador. Así que aun cuando tengas que pasar por el valle más oscuro, no debes temer porque el Señor está a tu lado (Salmo 23:4).
Es más, el apóstol sigue diciendo: “...a pesar de todas estas cosas, nuestra victoria es absoluta por medio de Jesucristo, quien nos amó” (Romanos 8:37). ¡Qué declaraciones más impresionantes y llenas de esperanza! “Tu victoria es absoluta por medio de Jesucristo”.
Él no negó que tendríamos dificultades. La Biblia dice: “Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo” (Juan 16:33 NTV). Saber esto nos da fortaleza y determinación para afrontar las dificultades, ya que podemos confiar en Dios, pues él no va a permitir que suframos más tentaciones/pruebas de las que podemos soportar. Además, cuando vengan las tentaciones/pruebas, Dios mismo nos mostrará cómo vencerlas, y así podremos resistir”. (1 Corintios 10:13 TLA).
No estamos hablando de posibilidades, estamos hablando de la plena certeza de superar con éxito todas las crisis de nuestras vidas. ¡Aunque el camino sea difícil ahora, tu victoria no sólo está garantizada, sino que será incondicional! Y recuerda siempre, siempre: Esto será posible “...por medio de Jesucristo, quien te ama”.
El Dios Todopoderoso, quien es nuestro Padre celestial, nos dice: “yo te amo; tú vales mucho para mí” (Isaías 43:3-4 TLA); “yo estoy contigo” (Jeremías 1:19). Él jamás nos abandonará, pues estará con nosotros hasta el fin del mundo y, si nos mantenemos unidos a su Hijo, Jesucristo, Él nos dará la victoria en todas las circunstancias de nuestras vidas.
Pr. Rigoberto Venegas M.
Departamento de Redacción NotiCristo
Diseño: Redatrónica
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