¿En verdad andamos por fe? ¿ O dejamos un ojo entreabierto por las dudas? Con frecuencia tenemos este pensamiento dual, donde decimos confiar en Dios, pero al mismo tiempo, queremos tener el control sobre todo lo que hacemos.
Dicha dualidad se hace presente en los aspectos más cotidianos de la vida, como el contraste entre las decisiones que tomamos o el plan que Dios ha establecido para nosotros. Pero también aplica en otros temas que tal vez no sean tan evidentes.
Alguna vez has pensado ¿en qué o a quién le tienes fe? Muchos quizá contestarán de inmediato: yo tengo fe en mí. Otros probablemente dirían que tienen fe en Dios. Y la realidad es que no se trata tanto de donde pongo mi fe, sino de dónde proviene. Cuando andamos por fe tenemos presente lo que nos dice Hebreos 11:3: “Por la fe entendemos que todo el universo fue formado por orden de Dios, de modo que lo que ahora vemos no vino de cosas visibles”.
El multiverso de la imagen
Vivimos en tiempos donde el valor de la palabra en sí misma ha sido sustituido por la fuerza de la imagen. Hoy en día le damos mucha más credibilidad a lo que vemos que a lo que leemos o escuchamos.
Y eso abarca desde la Biblia hasta la palabra empeñada, o la palabra escrita, que en otras épocas eran de gran valor. Tanto así, que eran suficientes para sellar un compromiso entre dos personas. Sin embargo, ese lugar en la sociedad actual lo ocupa la imagen. No solo en su sentido más simple que sería las cosas que veo, sino también el cómo me veo a mismo, cómo me muestro en las redes o ante los demás y qué mensaje quiero dar con eso que muestro.
En ese sentido, hemos hecho una involución. Pasamos de ser una sociedad que se acostumbró a hacer para tener, luego a tener para ser y ahora no nos interesa tanto ni hacer, ni tener, y mucho menos ser, sino parecer.
Es la cultura de aparentar, no importa que no sea real, sino que se vea bien, y detrás de esa imagen quizás se ocultan muchas cosas terribles que no mostramos, pero elegimos no mostrarlas. Escogemos filtros, fondos, luces, cámara y acción, aunque cuando se acaben esos 10 minutos lo único que queda es un enorme vacío.
Todos queremos ser esa versión mejorada que preparamos para las redes, pero también existe esa otra cara que casi nadie quiere mostrar, cuando pasamos por desiertos, tribulaciones, pérdidas y dolor,que son parte de la vida y de lo que somos.
Mostrarnos vulnerables no nos hace débiles, nos hace reales. Jesús no siempre fue "socialmente correcto". De hecho, muchas veces transgredió lo que la sociedad de su tiempo en la tierra consideraba agradable, correcto o perfecto, como cuando volcó las mesas en el templo o cuando les cuestionó a sus discípulos que se hayan quedado dormidos en lugar de orar y tantas otras expresiones de humanidad que se muestran en la Biblia.
Aunque no la puedas ver es real
La fé como tantas otras cosas intangibles e invisibles, son incluso más importantes que las que podemos ver o tocar. Ya lo decía el principito: " Lo esencial es invisible a los ojos".
Cuando hablo de fe, no sólo es creer, orar, saber que soy hija o hijo de Dios. No. Es también creer que si él te hizo con una forma específica, con unas características físicas únicas, con una combinación de capacidades que nadie más tiene, es porque detrás de cada cosa que él escogió para formarte hay un propósito.Cuando entiendas la sutileza con la que Dios te creó, nunca jamás querrás aparentar ser otra persona, ni tener o ser lo que otros tienen o son.
Este concepto heredado de la mente dual, quiere negar la infinita sapiencia del Creador para sustituirla por técnicas de este mundo, en donde abundan los clichés de falso empoderamiento, de autosuficiencia, de perfección y tantas otras caretas que a diario nos venden para ser una copia y no un original.
Andar por fe no implica vivir en otra época o en una burbuja, no se trata de no usar los modos actuales. Quizá el mundo laboral de hoy exige tener un buen perfil de linkedin con la mejor foto que tengas. Requiere una buena reputación en las redes sociales, y quizá debas usar la publicidad convencional como medio de trabajo.
Cualquiera sea tu caso, quisiera que te hicieras 2 preguntas:
¿Esto que estoy mostrando va en concordancia con lo que soy?
¿Esto que voy a publicar me edifica a mí o a otros?
Este ejercicio te mantendrá íntegro y auténtico, tal y como Dios te diseñó.
Por último, quisiera recordarte que Dios nos hizo a su imagen y semejanza. Si tienes fe, no necesitas verlo a él, necesitas verte a ti como Él te soñó. Necesitas tener visión que es algo muy distinto a tener vista y poder ver la escultura terminada, aunque ahora mismo todavía parezca sólo un pedazo de mármol medio cincelado. Quizás algunos al mirarte solo vean un pedazo de piedra, yo veo un milagro único y maravilloso.
Autor: Chris Barroso
Buenos Aires, Argentina
Diseño Gráfico: REDACTRÓNICA
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