Serie: Adaptación y Resiliencia
Día 3: Aprendizaje
Dios nos capacita en los lugares menos esperados y muchas veces tiene que cambiarnos las condiciones de confort a crisis, para llevarnos justo allí, al lugar de nuestro entrenamiento que nunca imaginamos.
Yo estaba acostumbrada como docente a moverme en una amplia plataforma conocida: el sistema educativo. Las habilidades que había desarrollado me daban la oportunidad de ejercer y servir con seguridad en los escenarios pedagógicos.
Pero de un momento a otro, mi ejercicio laboral se redujo a algo totalmente distinto a lo que conocía. Pasé de moverme en un espacio amplio a operar en un espacio estrecho, de servir a muchos a servirle exclusivamente a una persona; de trabajar con niños, a cuidar a un anciano. Del sistema educativo, al sistema de salud. Y todo de manera repentina y apresurada.
Al principio, mis pensamientos causaron cierta inquietud en mi interior, no podía creer que ahora trabajaría como asistente al cuidado de una persona. Sin embargo, Dios me alentó haciéndome saber que había un propósito y que debía estar apercibida a lo que Él quería enseñarme.
Lo mismo debió sentir José cuando de repente pasó de administrar la casa, a ser un inquilino de la prisión. La Biblia dice: “Y tomó su amo a José, y lo puso en la cárcel, donde estaban los presos del rey, y estuvo allí en la cárcel.” (Génesis 39:20)
Imagine los pensamientos que pasaron por la mente de aquel joven. Hágase una idea de todas las preguntas: ¿Para qué me quiere Dios en este lugar? ¿Qué quiere Dios que aprenda? ¿Qué busca Dios formar en mí?
Dios había entregado a José desde muy joven una capacidad, pero sería en la cárcel donde Dios le daría las pautas y la madurez para ejercitarlo: el don para interpretar visiones, sueños y situaciones.
En la cárcel se manifestó la madurez del don de interpretar sueños, pero también la capacidad de leer una situación planteada, para aconsejar cómo actuar delante de ella. Lo mostró aconsejando a otros, pero lo aprendió reflexionando en las lecciones de su propia experiencia. Él esperaba su oportunidad, porque había entendido que estaba en entrenamiento.
Dios de acuerdo a sus planes nos entrega dones, talentos y habilidades que guiarán nuestro aprendizaje en las situaciones que parecen descabelladas. A través de la perspicacia para reflexionar en nuestras experiencias, Él nos mostrará el camino que debamos seguir para cumplir los sueños.
Es nuestra responsabilidad estar apercibidos de lo que nos toca aprender. De momento, la Resiliencia habrá de enfocarnos en desarrollar los dones y talentos que hemos recibido, y la disciplina persistente nos hará estar listos para cuando la oportunidad se presente.
Un día el cumplimiento de la promesa tocará a tu puerta, y comprenderás que era necesario todo el proceso formativo de la esclavitud y la cárcel. No te afanes por el tiempo que falta o por cuanto más debas esperar. Enfoca tu atención en aprender. A su tiempo la visión te alcanzará.
Pra. Karelis Martínez de Santodomingo. Serie: Adaptación y Resiliencia Dpto. de Redacción NotiCristo.
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