Confrontar es una palabra fuerte, suena a pelea ¿No te parece? Pero confrontar no siempre es sinónimo de pelear. Generalmente cuando confrontas a una persona, es para hacerle ver una percepción errada al respecto de un asunto en particular que les atañe a ambos.
En todas tus relaciones, en alguna ocasión, te verás en la necesidad de confrontar a otros. Es por ello que hoy te quiero compartir 7 premisas útiles para que ese proceso produzca los mejores resultados:
Hazlo en privado
Si tú fueras el confrontado ¿Te gustaría que expusieran en público tus debilidades? Por supuesto que no. Por esa razón, debes procurar hacer las correcciones en un lugar donde puedan tener privacidad pero no necesariamente un lugar solitario. La sabiduría bíblica nos recuerda que “La gente confiable es discreta” (Proverbios 11:13b).
Ponte en los zapatos de la persona a confrontar
Antes de lanzar acusaciones es necesario que le aclares con detalles a la otra persona lo que te sucede y cómo te sientes. Más que acusar al otro y decirle: “Tú hiciste”, o "Tú dijiste”, es mucho más asertivo que le digas por ejemplo: “Cuando tuvimos la discusión lo que expresaste me hizo sentir de tal o cual manera y por ello me gustaría hablar al respecto”.
La persona no se sentirá acusada sino que querrá explicarte lo que entendiste mal o te pedirá perdón por herirte. Nuevamente la Biblia afirma: “La respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego” (Proverbios 15:1).
Busca el momento adecuado
Para que tu conversación sea efectiva debes asegurarte que la otra persona esté en disponibilidad de tiempo y de ánimo para oírte. Por ejemplo, si es alguien que vive en tu casa, no lo confrontarás justo antes de salir al trabajo o en el momento que llega cansado de la calle.
Es necesario que lo hagas en un momento calmado y sin pendientes que atender. Puedes hacer una cita especialmente para ello. Podrías decir algo como esto: “Necesito hablar algo importante contigo pero me gustaría contar con tu mejor ánimo y atención, por favor avísame cuándo podría invitarte un café para que hablemos”.
Usa siempre palabras de validación antes de la confrontación
En la mayoría de los casos las personas a las que quieres confrontar son personas que te importan. Entonces, para que la otra persona pueda abrirse a la conversación y recibir lo que quieres decirle – por muy difícil que sea – es necesario que le digas lo importante que es para ti y lo valioso que es en tu vida.
Si esa persona no fuera significativa para ti no habría necesidad de confrontación. Por eso, antes de los señalamientos, demuestra tu estima, amor y cariño. Demuestra que para ti está primero la relación antes de tener la razón. La sabiduría sagrada afirma: “Más confiable es el amigo que hiere que el enemigo que besa” Proverbios 27:6
No seas histórico
En las discusiones, por lo general, las personas tienden a volverse no solo histéricas, sino también “históricas”. ¿No te ha pasado que en medio de una discusión acalorada tu mente empieza a “sacar las carpetas del archivo de las ofensas”?
Cuando eso sucede, empiezas a reclamar todo menos lo que en realidad querías hablar y es porque traes de nuevo a colación temas del pasado que no se relacionan con el hecho actual. Eso sólo trae dolor y confusión. Necesitas ser concreto, hablar específicamente y no irte por las ramas. “El que mucho habla, mucho yerra; el que es sabio refrena su lengua” Proverbios 10:19
Asegúrate que la otra persona está dispuesta a escucharte
A veces no depende sólo de ti el confrontar, sino que depende también de la otra persona. Si te das cuenta que el otro no te dará el espacio para conversar y aclarar, o que no será capaz de reconocer su parte en el asunto, entonces es preferible esperar que acepte hablar contigo.
No fuerces la situación. Espera a confirmar que el otro tenga la actitud correcta para escucharte. Como dice Proverbios 17:10 “Cala más un regaño en el hombre prudente que cien latigazos en el obstinado”
Ora
Y por último, pero quizá lo más importante: Ora pidiendo a Dios su sabiduría para hablar de la mejor manera posible. En la sabiduría popular hay una especie de parábola que dice: La verdad puede ser como una piedra y será recibida según la manera en que la presentes.
Si lanzas con rabia la roca, su fuerza indiscutiblemente herirá a la otra persona. Pero, si esa piedra de la verdad la pones con amor en sus manos, envuelta de forma bonita, y con un lazo, será recibida como un regalo. ¿Cómo te gustaría a ti que te presenten la verdad?
Entonces para confrontar correctamente, actuando conforme al corazón de Dios, para ser un instrumento de restauración, perdón y reconciliación, toma en cuenta la sabiduría perfecta y eterna de la Palabra de Dios.
El Sabio Salomón dijo: “Panal de miel son las palabras amables: endulzan la vida y dan salud al cuerpo” Proverbios 16:24. Si endulzas tus palabras con la sabiduría sagrada para confrontar, tus relaciones crecerán de manera saludable, y disfrutarás mucho tiempo de ellas.
Autor: Beverly Guevara
Bogotá, Colombia.
Diseño: Marco Gentile
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