Serie: Economía Bíblica
1: Cómo manejar el dinero
Cuando tomas cualquier decisión de compra, estás poniendo en funcionamiento una maquinaria inmensa que se conoce como economía. ¿Compras a crédito, o de contado? ¿Compras por instinto emocional, o siguiendo parámetros racionales? Sea cual sea la manera, al participar de una transacción estás poniendo en evidencia tus valores económicos, y manifestando si te conduces de acuerdo a la economía humana, o a la divina.
A través de los siglos, la historia marcó dos tipos de economía dominantes en el mundo. Una economía basada en la racionalidad y experiencia humana (manifestada en diversas filosofías e ideas respecto a la administración y el dinero) y otra fundamentada en principios y revelaciones divinas (economía bíblica). Así, se distinguen en la historia, la economía del hombre y la economía de Dios, muchas veces antagónicas la una a la otra.
A través del profeta Isaías Dios dijo: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” (Isaías 55:8-9 RVR60).
En función a esa revelación de Dios, no es de extrañar que muchas veces la economía humana y la divina choquen entre sí. Esta colisión se dará en el modo de usar el dinero (por ejemplo, en la forma de comprar: contado o crédito, original o piratería), en las ideas respecto a la administración (personal, del hogar, de la nación), y en las formas de producción personal o de una nación.
Papel del dinero en la economía
Dentro de la economía, un factor fundamental a tomar en cuenta es el dinero, que representa la forma de intercambio transaccional. Este es muy importante.
Para que te hagas una idea de la importancia del dinero para el sistema económico terrenal (divino o humano), toma en cuenta este detalle: La biblia habla de la oración unas 500 veces, y de la fe (otro gran tema dentro del canon bíblico) menos de 500 ocasiones. Pero del dinero y las posesiones materiales, la Biblia habla por lo menos ¡2350 veces!
¿Por qué la Biblia da tal importancia a un tema que se es considerado por tantos como impuro, mundano o inferior? Podría mencionar varias respuestas, pero voy a compartirte solo una: Nuestra relación con el dinero afecta nuestra relación con Dios.
Toma en cuenta, por ejemplo, este texto: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.” (Mateo 6:24 RVR60).
Claramente se da a entender que el dinero se puede convertir en un señor para la gente. Es decir, en vez de tener dinero bajo tu posesión, tú puedes terminar bajo la posesión del dinero. Y esto no es algo místico sino práctico, cuando crees que el dinero es todo lo que necesitas, y trabajas por dinero, piensas en él todo el tiempo, y basas tu vida en su obtención y preservación, entonces debes tener cuidado, porque tu amor por el dinero, puede estar gobernando tu corazón y tu vida.
La manera en que nos relacionamos con el dinero, da una evidencia externa de nuestra condición espiritual. Cuando por dinero una persona roba, mata, o está dispuesta a hacer cualquier cosa (legal o ilegal), manifiesta que su corazón está lejos de los principios espirituales divinos, y por ende, está extraviado en la vida, y perdido eternamente.
Pero cuando somos negligentes en el manejo de nuestro dinero: gastamos indiscriminadamente, no tenemos control, y nos endeudamos innecesariamente; también estamos mostrando una mala calidad espiritual, y esto tendrá consecuencias negativas para nuestra vida. Jesús dijo: “Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero?” (Lucas 16:11 RVR60).
Al final de todo, la calidad de nuestra vida en la tierra tendrá mucho que ver con la manera en que usemos los recursos que llegan a nuestras manos. Y eso afectará no solo nuestra vida aquí, sino también en la eternidad.
Si manejamos el dinero guiándonos por los principios del sistema económico de Dios, que la Biblia llama El Reino de Dios y su justicia, tendremos como resultado una vida plena, sin necesidades económicas, gozando de una íntima relación con Dios, el dador de todas las cosas. Si es al contrario, el resultado será al revés.
“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:33 RVR1960)
Pr. David Parra
Serie: Economía Bíblica
Dpto. de Redacción NotiCristo
Dpto. de Diseño: Desiree Tarrio
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