Serie: Economía Bíblica
3: Cómo hacer negocios con Dios.
Si la palabra que mejor nos describe a nosotros, respecto a nuestras finanzas, es: Administradores, la que mejor describe a Dios entonces es: Señor. Él goza de una prerrogativa sobre el mundo porque Él la creó. Tiene todos los derechos de propiedad. Todo es suyo.
David lo entendió. Él dijo: “De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan. Porque él la fundó sobre los mares, Y la afirmó sobre los ríos.” (Salmos 24:1-2 RVR1960). Su derecho de propiedad viene dado en virtud de su propia creación.
Hageo, el profeta lo expresó así: “Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.” (Hageo 2:8 RVR60). Es decir, todos los recursos que existen sobre la tierra, de Él son, por derechos de autoría.
De modo que para hacer negocios con Dios, lo primero que necesitamos reconocer es su señorío sobre todo lo creado. Otra vez David recomienda: “Reconoced que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.” (Salmos 100:3 RVR1960).
Pablo lo explicó con estas palabras: “Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos…” (Hechos 17:28 RVR60). Es decir, que todo lo que nos ufanemos de ser, hacer y producir, debido a que nosotros también somos propiedad suya, lo que hagamos, inventemos o creemos, viene a ser propiedad también del que es nuestro dueño. Incluyendo el dinero, las ideas, y los negocios.
En su calidad de Señor, Dios se distingue por medio de tres cosas: Él es el dueño. Él es el proveedor (la fuente), y Él es el regulador (que controla) todo lo que posee. En la economía del Reino de los Cielos se parte de esa premisa: Dios es dueño, Él da lo suyo a quien quiere, y Él demanda cuentas por lo que entrega.
Entender este principio rector nos permitirá, como verdaderos seguidores de Cristo, ceder todo derecho de propiedad o control que hayamos mantenido sobre nuestros bienes. Reconocer su señorío y dominio, evitará que te reveles en momentos de presiones y crisis económicas. O que claudiques en tu fe cuando las cosas no van muy bien.
Por causa de aceptar y reconocer el Señorío de Dios sobre su vida, Job se mantuvo adorando a pesar de las terribles circunstancias que le tocó vivir. No renunció a su fe, porque reconoció: “Jehová dio, y Jehová quitó, sea el nombre de Jehová bendito”.
Él aceptó los designios de Dios aún sin entenderlos, porque lo reconoció como su amo y soberano. Y esto le hizo calificar para recibir el doble de parte de Dios.
Nosotros también, para recibir más recursos de parte del dueño de todo, podemos ser probados en nuestra fe, para ver si Él sigue ocupando el lugar de señorío en nuestra vida a pesar de no estar en la mejor situación.
La clave del éxito es que confiando en Dios como dador y proveedor, mostremos en él contentamiento. Pablo dijo: “He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” (Filipenses 4:11-13 RVR60)
Pr. David Parra
Serie: Economía Bíblica
Dpto. de Redacción NotiCristo
Dpto. de Diseño: Desiree Tarrio
@desi_tarrio en Instagram y Telegram
Comments