Serie: Economía Bíblica
4: Cómo nos afectan las deudas
En América Latina, los índices de endeudamiento de los últimos dos años, se han visto alarmantemente incrementados de un 68,9% a un 79%, impulsados en buena parte por el efecto pandemia, pero también por nuestra arraigada cultura que maneja el crédito con ligereza.
El resultado de estas decisiones, es que nuestros dirigentes políticos nos han convertido en la región más endeudada del mundo en desarrollo. Pero lo que sucede a nivel macro, es un reflejo de lo que pasa en el seno de los hogares: la deuda es una opción muy común entre los consumidores, y ha sido acelerada por la crisis del Covid-19.
Lo negativo del asunto es que se añaden presiones adicionales a las familias, incrementándose las angustias financieras, las crisis matrimoniales, los divorcios, y los hogares despedazados. Todo como resultado de asumir de modo desmedido obligaciones financieras. La Biblia dice: “El rico se enseñorea de los pobres, y el que toma prestado es siervo del que presta.” (Proverbios 22:7)
Las deudas personales son las obligaciones financieras que tienes con otras personas u organizaciones. Incluyen el dinero que debes pagar por usar tarjetas de crédito, adquirir préstamos, compras a crédito, hipotecas, facturas vencidas, y otras cuentas por pagar.
Terminar preso de las deudas puede tener como motivo la indisciplina con el ahorro, la elección del placer inmediato en lugar de la postergación prudente, y la asunción del estilo de vida de un nivel socioeconómico al que no pertenecemos.
Pero este modo de decidir y de actuar, lo que manifiesta es falta de confianza en Dios al desechar sus principios, para vivir según las propias opiniones, y siguiendo la cultura que impone el sistema del mundo.
La Biblia enseña que el pedir prestado es algo indeseable y no recomendable, porque trae esclavitud y presión a la familia. En la ley mosaica, los préstamos obligatoriamente debían pagarse en siete años, y cuando no se pagaban, los acreedores tenían la obligación de condonar las deudas.
Cualquiera podría pensar que esta opción incrementaría la cantidad de deudores en el pueblo, pero era todo lo contrario, porque los acreedores debían ser más previsivos al momento de prestar, restringiendo créditos a los que no podían garantizar el pago en siete años.
Para evitar caer en deudas, y usar sabiamente los recursos económicos que Dios provee, lo primero que debe hacer es planificar sus gastos, en segundo lugar, debe tomar la decisión de ahorrar para comprar de contado, aunque esto signifique postergar la gratificación. Si tiene tarjeta de crédito, evite comprar por montos que excedan su presupuesto, y oblíguese a pagar el 100% de las mismas cada mes.
Salir de las deudas te demandará desarrollar un carácter íntegro y firme. Y eso implicará hacer cambios significativos en la mentalidad, para la toma de decisiones, que vayan alineados a la obediencia de los principios bíblicos.
También será necesario establecer un plan para manejar ingresos y gastos, establecer controles presupuestarios que permitan reducir los egresos, procurar aumentar las entradas económicas, establecer un sistema de pagos donde aliste cada deuda, asignar un porcentaje a pagar cada mes, y comprometerse a nunca más pedir prestado más allá de sus posibilidades.
Pr. David Parra
Serie: Economía Bíblica
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