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Pr. David Parra

Cómo Planificar mis finanzas


Serie: Economía Bíblica


5: Cómo Planificar mis finanzas


Encarar el futuro de tu economía obligatoriamente te llevará a una acción necesaria: Planificar. Esto significa plantear en el presente acciones precisas que te conduzcan a una condición económica futura de prosperidad, en contraposición al fracaso financiero de una vida sin planes.


Pero es necesario que los planes se afirmen con buenos consejos. La Biblia dice: “Cuando falta el consejo, fracasan los planes; cuando abunda el consejo, prosperan.” (Proverbios 15:22 NVI). Y añade esta aseveración: “El insensato cree que se las sabe todas, pero el inteligente oye consejos.” (Proverbios 12:15 PDT).


Muchos de los problemas económicos que enfrentamos hoy, no existirían si en el pasado hubiésemos buscado y seguido un consejo sabio. Entonces para planificar mejor las decisiones de aquí en adelante, necesitamos plantearnos metas y objetivos que estén alineadas a buenos consejos.


Las mejores recomendaciones de economía no están en las universidades, ni tampoco en los gobiernos, sino que vienen de parte de Dios y están en la Biblia, la mejor guía financiera jamás escrita.


La Biblia es muy clara con respecto a muchos asuntos financieros, pero cuando las decisiones económicas ameriten una dirección particular, y no se distinga con claridad algún principio bíblico, la misma Sagrada Palabra recomienda buscar el consejo de personas piadosas.


"Los justos ofrecen buenos consejos; enseñan a diferenciar entre lo bueno y lo malo. Han hecho suya la ley de Dios, por eso, nunca resbalarán de su camino." (NTV). Dios ha capacitado personas dentro de su pueblo, con capacidades para tomar buenas decisiones económicas, quienes por conocer las leyes de Dios respecto a las finanzas, y haberlas aplicado a sus negocios, han tenido éxito material, y pueden convertirse en buenos consejeros de parte del Señor.


No cualquiera puede aconsejarte financieramente, es más, debes evitar a toda costa, seguir el consejo de personas impías, que no tienen escrúpulos y que siempre andan en busca de negocios fáciles y de ganancia rápida. La Biblia dice: Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos…” (Salmo 1:1 RV60).


Planificación financiera:


Para ser prácticos poniendo orden en la economía, necesitamos tomar en cuenta en el plan: Los ingresos y los Egresos. (Ingresos son las entradas en dinero que tienes durante un período de tiempo, y Egresos son las salidas de dinero que tienes durante el mismo lapso).


La planificación de los ingresos amerita definir y calcular cuánto dinero te ingresa al mes. A veces somos ingenuos al no percatarnos de la cuantía real de nuestro ingreso. Como empleados, muchas veces no sabemos cuánto es el monto exacto que cobraremos al final de la quincena o del mes. Y esto muestra la poca seriedad de nuestros planes financieros.


Nos hacemos a la idea de un monto promedio que cobraremos, pero muchas veces no sabemos con exactitud los descuentos que se hacen a nuestra nómina, ni a donde van a parar. Y esto es un problema, porque manifiesta que no tenemos información exacta sobre nuestras finanzas.


Pero una vez que sabemos con precisión cual es nuestro ingreso, podemos proceder entonces a planificar cómo distribuiremos ese ingreso en relación a los desembolsos que necesitamos establecer. De este modo, asignaremos porcentajes a diferentes partidas económicas que no necesariamente representarán un gasto.


Cuando gastamos todo nuestro ingreso o más de lo que ganamos (asumiendo compromisos de pago futuros) nuestra economía entra en déficit. Y si permanece así durante algunos meses, pronto colapsará, trayendo quiebra y descalabro económico a la familia.


Para evitar esta crisis, el ingreso debe administrarse sabiamente, siguiendo el consejo Bíblico. De este modo asignaremos en primer lugar el 10% de nuestro ingreso a las contribuciones que tienen que ver con la obra de Dios, otro 10% a una cuenta de ahorros, otro porcentaje (del 10 al 20%) lo destinaremos a inversiones futuras, y si hay deudas, un 10% más será para el pago de estas.


De modo que el monto disponible para gastar será solamente el 60% de los ingresos obtenidos. Para distribuir sabiamente ese gasto, necesitamos presupuestar asignando partidas a cada renglón de necesidades (Alimentos, ropa y calzado, vivienda, transporte, y recreación).


Hay quienes afirman que un salario mínimo no aplica para este modelo administrativo. Pero recuerde que la Biblia nos demanda ser fieles en lo poco primeramente. Si el monto del ingreso por salario no alcanza para sustentar todo el gasto que se necesita, es necesario buscar fuentes alternas de ingreso al empleo, vendiendo algo, emprendiendo un negocio, o desarrollando otro proyecto.


Lo importante es ser disciplinados en la distribución de los ingresos, y en la consecución de los gastos, evitando (al menos temporalmente, hasta que cambie la situación) estilos de vida que estén más allá de las posibilidades económicas, y que conduzcan a déficit, deudas y quiebras financieras.

Si somos fieles y disciplinados en seguir este modelo, en 10 meses tendremos disponible el monto total que corresponde a tres meses de ingresos. Si su sueldo mensual es de 100 $, tendrá en diez meses 300 $ que corresponderán a 100 $ de ahorro, 100 $ para invertir, y 100 $ de abono a deudas.


Y si mantiene esta disciplina, sus ahorros le ayudarán a comprar de contado, más económico, y sin deudas. Sus inversiones le proveerán otra fuente de ingresos. Y el pago de sus deudas le liberará dinero para incrementar sus ahorros (y compras futuras de otros elementos necesarios en su casa), y también incrementará la posibilidad de hacer futuras inversiones.


Pr. David Parra Serie: Economía Bíblica Dpto. de Redacción NotiCristo Dpto. de Diseño: Desiree Tarrio @desi_tarrio en Instagram y Telegram


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