Pasiones Juveniles
Capítulo 3: Dominio propio
Voy a hacer un ejercicio mental contigo.
No pienses en un elefante rosado, tampoco en un tigre azul… y menos en un gato verde.
Ahora, responde con sinceridad ¿Pensaste en esos animales de esos colores? Si lo hiciste, bienvenido al club de los rebeldes sin causa, y si no, bien puede ser porque estabas desconcentrado o porque eres un ser muy peculiar, supongo que no tendrás problema al no pensar en un helado de chocolate con galletas o en una deliciosa pizza de pepperoni.
Aunque te parezca fuera de lugar este ejercicio, te sorprenderá saber que esto lo implementan las universidades para explorar la dimensión cognitiva de la política, y yo lo utilizare para mostrarte un principio bíblico valioso para todo joven que ame a Dios.
Te explico: lo que hice con el ejercicio fue condicionarte, actuar como influencia sobre ti prohibiéndote una cosa para que justamente, la hagas. Esto es debido a que deseamos, por nuestra naturaleza rebelde, hacer lo contrario a lo que se nos pide.
De esta manera, la mente humana reacciona de determinadas maneras ante los estímulos externos que pueden llegar a manipular su vida. Y lo que nos suele suceder, es que según reaccione nuestro cuerpo, tomamos decisiones. Si tenemos miedo, huimos o nos escondemos sin importar si hay otro que corra el mismo peligro que nosotros.
Esto tiene que darse al revés, pues es la mente la que tiene que controlar el cuerpo.
Cuando Jesucristo oró en el monte Getsemaní instantes antes de ser entregado, dice la Escritura que su sudor eran como gotas de sangre por la angustia que estaba pasando. Podemos observar que su cuerpo reaccionó de forma diferente al plan que Dios ya había trazado para que salvase al mundo. No podemos decir que tuvo miedo, pues el miedo ya es una decisión voluntaria que se produce por la desconfianza, y a Jesús, si algo no le falto, fue confianza, pero no podemos negar que como todo ser humano, padeció la angustia de lo que vendría.
Vemos tanto control mental sobre él que no se dejó influenciar por los estímulos externos al ver los rostros tristes de sus discípulos, de hecho, la Biblia enseña cómo reaccionó el Señor cuando Pedro quería persuadirle de que no muriera…
“… ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.” (Mateo 16:23, RV60)
Por el contrario, el ser humano sí se deja influenciar fácilmente, pero en la flor la juventud, las emociones que se desencadenan después de determinados alicientes, suelen ser tan abrumadoras como la furia del mar contra los peñascos. Debido a esto, solemos actuar de acuerdo a lo que gobierna nuestra mente, sean cosas buenas o malas.
La biblia dice: “Como ciudad sin defensa y sin murallas es quien no sabe dominarse.” (Proverbios 25:28, NVI) El que no sabe tomar control sobre su mente, suele estar expuesto a los peligros del mal. La carencia de dominio propio, es una puerta abierta de par en par al pecado.
“En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas.” (Gálatas 5:22-23, NVI) Por supuesto, el dominio propio no es algo que obtienes individualmente, más bien es un “combo” de virtudes que el Espíritu de Dios hace resplandecer en ti para que resistas con valor el día en que se ponga a prueba tu determinación.
Pablo le exigía a su hijo espiritual, Timoteo, que se preparara constantemente, y bien claro le dejaba que, por el hecho de ser joven, no le iba a demandar menos esfuerzo “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” (1 Timoteo 4:12)
Pero tranquilo, el que seas inexperto en un área de tu vida no quiere decir que no superarás esa carencia. Te pongo el ejemplo de alguien que fue procesado por Dios y que al final, consiguió la victoria. Estas fueron sus palabras en medio del proceso: “Yo sé que mi redentor vive, y que al final triunfará sobre la muerte. Y, cuando mi piel haya sido destruida, todavía veré a Dios con mis propios ojos. Yo mismo espero verlo; espero ser yo quien lo vea, y no otro. ¡Este anhelo me consume las entrañas!” (Job 19:25-27, NVI)
Tengamos la confianza de que Dios nos dará la dirección correcta en el momento oportuno, “Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir.” (1 Corintios 10:13, NVI)
Viendo cuan fiel es Dios para con nosotros, que nos extiende sus brazos en medio del proceso… ¿Crees que tardará en auxiliarte?
No te pierdas el capítulo de mañana: “Cómo alcanzar Dominio Propio”
Serie: Pasiones Juveniles
Autor: Jennifer Pérez
Dpto. de Redacción NotiCristo
Dpto. de Diseño: @REDACTRONICA
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