“Ustedes son hijos del Señor su Dios.” Deuteronomio 14:1-2 PDT
Todo tiene un origen; aún la idea de celebración del día del Padre. Todo comenzó en Estados Unidos, concretamente en 1910, cuando una mujer llamada Sonora Smart Dodd quiso rendir homenaje a su padre que la había criado en solitario a ella y a sus cinco hermanos, en una granja del estado de Washington.
A Sonora se le ocurrió la idea, mientras escuchaba un sermón en la Iglesia sobre el Día de las Madres. Después de escuchar la honra que se le daba a las madres, ella se preguntó: “¿Por qué no hay un día del padre?”, y queriendo rendir honor también a la paternidad, propuso el 5 de junio, día del cumpleaños de su padre, como la fecha probable para la celebración del Día del Padre.
En 1924 llegó la primera declaración oficial por parte del presidente Calvin Coolidge, que apoyó la idea de establecer un Día Nacional del Padre, pero fue en 1966, cuando se produjo una declaración definitiva al respecto, por parte del presidente Lyndon Johnson, estableciendo el tercer domingo de junio, como la fecha de esa celebración para EEUU.
De allí en adelante, la celebración fue ganando adeptos y se extendió por todo el mundo, con diferentes fechas y tradiciones, pero teniendo en común el querer rendir valor al hecho de homenajear a nuestros padres. A Sonora le pareció que no se estaba honrando correctamente la paternidad, y por eso se empeñó en restaurar esa honra.
Jesucristo vino a restaurar la paternidad
Seamos honestos: Vivimos en un siglo, y en una sociedad, donde la paternidad ha ido perdiendo valor en el tiempo. Con hombres que no asumen su responsabilidad paterna, con hijos que no conocen a sus padres, y por ende, nunca han experimentado la paternidad, y con movimientos radicales que quieren desmerecer la labor del hombre, como padre, en nuestra sociedad.
La consecuencia de esto, es que mucha gente desconoce el amor de Dios como Padre. Ellos se preguntan: ¿Cómo es posible que me ame un padre al que no puedo ver, cuando el que veo y puedo tocar, nunca me ha amado? Y este tipo de pensamientos nos dificulta entender el amor de Dios como Padre celestial.
Adicional a eso, hoy, como en los tiempos de Jesús, los religiosos muestran a Dios como un ser distante, cruel, y castigador, lo que produce una fractura adicional entre la gente y Dios. Pero Jesucristo vino a restaurar esta relación entre el hombre y Dios, y una de las cosas que se enfocó en mostrar fue la imagen inexacta que teníamos de Dios.
En vez de mostrar a Dios como un rígido juez, que halla placer en castigar, Jesús mostró un carácter diferente de Dios, al presentarle como alguien accesible, al que podemos llegar con confianza, Él quiso mostrar a Dios como un padre. Él dijo: “Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.” (Mateo 6:9)
¡Qué diferencia tan radical! Jesús mostraba a Dios como un Padre Celestial. Y no solo eso, sino que fue más allá al afirmar: “Si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” (Mateo 7:11)
Él puso énfasis en mostrar lo interesado que está Dios por nosotros en todos los ámbitos de la vida, para que no quede ninguna duda de Su amor por nosotros. Su mensaje acerca de Dios es este: Él es tu Padre, y te ama.
La responsabilidad Paterna
A ti que eres padre, quiero motivarte a que ejerzas con amor y compromiso el rol tan especial que Dios te permitió tener: Ser reflejo de Él como padre para la vida de tus hijos. Lamentablemente muchos no aprecian el papel tan importante que tienen de modelar el amor y el carácter paterno, de Dios, siendo instrumentos para la formación y desarrollo de sus hijos.
En un sentido práctico, esto va mucho más allá de la provisión material. Muchas veces decimos: “Le voy a dar a mis hijos todo lo que mis padres no pudieron darme”. Y nos enfocamos sólo en lo material, y terminamos malcriando a nuestros hijos, dándoles todo lo que piden, haciéndoles creer que son merecedores de todo, y evitándoles aprender que para adquirir las cosas, se necesita esfuerzo, sacrificio, dedicación y constancia.
Se dice que en este tiempo se ha levantado una “generación de cristal”, y esto es debido a que como padres, estamos formando hijos sin carácter, sin principios, y sin fundamentos, lo que es nocivo para las próximas generaciones.
Padre, te animo a que asumas con compromiso la mayordomía que Dios te ha delegado, ayudando a tus hijos a desarrollar todo el potencial que Dios les dio, instruyéndolos en los principios de la Palabra Sagrada, y modelándoles una vida que refleje la imagen de Dios. Te aseguro que si los instruyes en el buen camino, “Aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6).
Pr. Fernando Corales
Dpto. de Redacción NotiCristo
Dpto. de Diseño: David Morillo @david_identidad en Instagram.
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