Serie: Esperanza
Día 2: El fundamento
Como seres humanos, necesitamos de la esperanza. Pero, ¿Cómo es que la esperanza se debilita? ¿Qué factores internos y externos se confabulan para que se desvanezca nuestra esperanza? Y más importante aún ¿cómo manejarse en tiempos de tanta desesperanza?
En Jeremías 29:11 una promesa muy precisa y alentadora por parte de nuestro Creador; en boca del profeta Jeremías, reveló: Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el SEÑOR—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.
El Señor ha planeado, para ti y para mí, ¡Un futuro de bienestar! Lo ha diseñado para que tengamos un futuro venturoso y para que vivamos esperanzados con esta promesa en mente, especialmente en momentos difíciles, cuando la desesperanza es lo que impera.
Para dar respuesta a las interrogantes del principio, consideremos la referencia que hace el Apóstol Pablo en Romanos 4:18-21, sobre Abraham, nuestro modelo de esperanza a seguir.
A los 75 años de edad, Abraham recibió de parte del Todopoderoso, la promesa de una gran descendencia, sin embargo, pasaban los años y nada ocurría. Después de diez años el Señor confirma su promesa, pero aún no se hace efectiva; pasaron 15 años más y justo a sus 100 años de edad nace Isaac, ¡El hijo de la promesa!
Pero el Apóstol Pablo resaltó que la fe de Abraham no flaqueó en todo este tiempo. Tenía una esperanza, y a pesar de lo que humanamente era imposible, y que amenazaba con resquebrajar su esperanza, su fe no flaqueó. ¿Cómo fue esto posible?
En Romanos 4:18 leemos: “Contra toda esperanza, Abraham creyó y esperó...” contra aquello que amenazaba el cumplimiento de la promesa, Él creyó y esperó. ¿Qué fue lo que le permitió a Abraham seguir creyendo a pesar de ir contra todo pronóstico?
No fue la promesa en sí misma, pues carecía de toda lógica humana. Lo que mantuvo a Abraham esperanzado, era conocer la fuente de esa promesa, en otras palabras, al Señor. El Apóstol Pablo declara: “Ante la promesa de Dios no vaciló como un incrédulo, sino que se reafirmó en su fe y dio gloria a Dios” (4:20)
Abraham ancló su esperanza no en la promesa, sino en el Dios que la hizo. Porque entendía que Dios tiene un carácter que confiere solidez y confiabilidad a la promesa dada.
“Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones” Deuteronomio 7:9
Podría parecer ilógica, risible o demorada, la promesa que has recibido de parte de DIos, pero tu mirada debe estar puesta en el carácter del autor de esa promesa, quien es fiel y guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y le obedecen.
El salmista escribió: “Fiel es el SEÑOR a su palabra y bondadoso en todas sus obras”. Salmos 145:13.
Podrás reconocer las dificultades u obstáculos, tal como lo hizo Abraham, que “…reconocía que su cuerpo estaba como muerto, pues ya tenía unos cien años, y que también estaba muerta la matriz de Sara”, sin embargo, este reconocimiento no implicó derrota sino, por el contrario, mayor confianza en la fiel palabra del Señor.
Frente a las circunstancias que tienen el potencial de debilitar nuestra fe, ¿Cómo mantener el enfoque en el carácter fiel, amoroso y misericordioso de nuestro Creador? En la próxima parte tendrás la respuesta.
Pr. Cruz Mario Silva
Serie: Esperanza
Dpto. de Redacción NotiCristo
Dpto. de Diseño: Jennifer Pérez
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