Serie: Enfrentando el temor
Día 3: A la Escasez
“El Señor es mi pastor, nada me falta”.
Salmo 23:1 (NVI).
Los pastores trabajan duramente para cuidar de sus ovejas. Prestan una atención especial a sus rebaños, caminando delante de ellas para guiarlas en su andar, le asignan un nombre a cada una y sin importar la cantidad de ovejas, ellos recuerdan sus nombres.
Por las noches las llevan a buen resguardo y en situaciones de peligro, cuando los animales salvajes intentan devorar al rebaño, aún a riesgo de sus vidas, se enfrentan a los depredadores para mantenerlas a salvo.
Pero la característica fundamental que define a un pastor, es que son los que proveen pasto a las ovejas. Ellos caminan muchísimo, buscando los mejores lugares para apacentar a sus ovejas y darles el mejor alimento posible.
Por eso la Palabra de Dios usa la figura del pastor para ilustrar el amor de Dios por nosotros. El Señor Jesucristo es el Pastor por excelencia. Él es el Buen Pastor que da su vida por las ovejas.
Dios nos dio a Jesús, y promete darnos con Él todas las cosas (Romanos 8:32). Como Padre Celestial alimenta las aves del campo, y viste a los lirios del valle, y nosotros valemos para Él muchísimo más que ellos. (Mateo 6:26).
Esto quiere decir, que no hay razón para temer. Él se encargará de proveernos todo cuanto necesitemos. Sus promesas son fieles. Su Palabra dice: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19) “Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra” (2 Corintios 9:8).
Beverly Guevara
Departamento de Redacción NotiCristo.
Serie: Enfrentando el temor.
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