A veces pensamos que la creatividad es algo solo reservado para artistas o para algunos iluminados a los que se les ocurren ideas geniales, sin embargo, somos hechos a imagen y semejanza de Dios, es decir somos en esencia creativos, ya que tal y como lo describe la Biblia lo primero que hizo Dios fue crear.
Cuando hablamos de procesos creativos, muchos podrán decir que es un impulso incontrolable, y hace años tal vez aún creía que esa afirmación era cierta, ya que más de una vez me he despertado con una idea para un texto o para pintar un cuadro, y cuando eso pasa es difícil contener las ganas de ejecutarlo al instante.
Pero en mi corto transitar con Dios he aprendido cómo es su forma de crear, y sí, es cierto, primero Dios creó los cielos y la tierra, pero después de hacer eso no siguió creando desbocadamente más y más cosas a lo loco, no, se detuvo a ver lo que había creado, y vio que la tierra era un caos total por lo que se hizo necesario que el Espíritu Santo entrara en acción.
El proceso creativo de Dios
Así que ya en las primeras líneas de Génesis Dios nos dejó un modelo sobre cómo deben ser los procesos creativos: todo empieza con una idea, pero después de llevarla a cabo, Él observa cómo es o cómo está lo que ha traído a existencia, luego, el Espíritu Santo entra en escena, e interviene la palabra (concepto) que dio forma a esa idea inicial, y comenzó el proceso de crear.
Aquí aparece nuevamente ese impulso creativo. El Espíritu interviene, se evalúa lo hecho, se define como bueno, y se le da forma y nombre. Luego Dios sigue creando, buscando mejorar lo que hizo el día anterior, y esto lo hace una y otra vez por 6 días.
Si seguimos la instrucción del Padre, veremos el proceso creativo desde una nueva dimensión, primero empezaremos por entender que todos somos creativos, solo que algunos nos frustramos tratando de concretar las ideas iniciales, y es ahí cuando dudamos de nuestra creatividad.
En mi caso, trataba de pintar o de escribir desde mi ser, desde mi propia humanidad, pero ahora entiendo que esa idea no provino de mí, y que si no me aseguro de meter en la ecuación al Espíritu Santo, tampoco podré llevarla a cabo porque no tengo los elementos para hacerlo sola.
También he aprendido que para crear hay que ser paciente, dejar reposar lo que hacemos y valorar si en realidad edifica. Dios, sobre cada cosa que creó, se detuvo a observar si era bueno y luego continuó creando.
Creatividad es Innovar
Cuando hablamos de creatividad también la relacionamos con innovación, y en esta fase vuelve la frustración cuando tratamos de pensar o crear algo que nadie más ha hecho antes, sin darnos cuenta que la verdadera innovación solo vendrá producto de la comunión con Dios.
Esa relación estrecha y constante con el Creador, hará que suceda lo que describe 1 Corintios 2:9-10 “Sin embargo, como está escrito: Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para los que lo aman.”
Ahora bien, Dios nos ha revelado esto por medio de su Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta las profundidades de Dios.
Creatividad en el uso de las palabra
Hay dos cosas que destacan del proceso creativo de Dios, lo primero es el rol protagónico que toma el Espíritu Santo antes de empezar a crear, y lo segundo es el uso de la palabra como elemento de transición entre la idea y la acción.
La Biblia describe varias veces lo importante que es la palabra como instrumento de construcción; por eso Dios se aseguró que todo lo que dijo e hizo fuera bueno, por eso su bendición enriquece y no añade tristeza con ella.
A veces presenciamos una obra de arte, escuchamos la letra de una canción, o leemos un artículo, y sólo podemos maravillarnos ante la genialidad de la idea que la originó, sin detenernos a pensar que todos tenemos acceso a la vena artística de creatividad que solo puede inspirar el verdadero autor de esa creación. Solo debemos acercarnos a Él con el corazón dispuesto a escuchar lo que tiene para decir.
Autor: Chris Barroso
Buenos Aires, Argentina.
Diseño: @desi_tarrio
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