Serie: “5 Habilidades para Triunfar”
5.La Perseverancia
Por perseverancia el caracol llegó al arca.
Charles Spurgeon
Beethoven decía que “el genio se compone de 2% de talento y 98% de perseverancia”. Y nada más cierto si se tiene en cuenta que “La Novena sinfonía” de Ludwig Van Beethoven, fue escrita y dirigida por el músico cuando ya estaba sordo. Dicen los historiadores que el autor desarrolló una serie de métodos para seguir componiendo su música sin la facultad de escucharla. Su “Novena sinfonía” se estrenó en el teatro más opulento e imperial de Viena, y el afamado compositor dirigió la orquesta batiendo los brazos enérgicamente al compás de la música. Cuando terminó la presentación Beethoven seguía moviendo los brazos, y una de sus asistentes tuvo que darle la vuelta para que se percatara de que el público le estaba aplaudiendo…
Todos nacemos, crecemos, nos desarrollamos y morimos en un ciclo eterno de luchas por alcanzar un estado de plenitud que tenga el tamaño de nuestra esperanza. La adversidad es, en su justa medida, el mejor aliciente para superar nuestros límites, es por eso que el trabajo duro siempre vencerá al talento no ejercitado.
Puede que necesites caer varias veces, y ser vencid@ más de una vez, antes de encontrar la configuración perfecta para acceder al triunfo. Pero si tu deseo es fracasar, hay un camino fácil y rápido: Rendirse.
Los triunfadores, en cambio, saben que perseverar no es un acto de obstinación. Tampoco es un ejercicio de terquedad; es más bien la sumatoria de pequeñas batallas... Y es por eso que en esta Serie describiremos pequeñas acciones que alimentarán y conducirán tus pasos a la Victoria.
Insistir. Vale la pena repetir las veces que sea necesario una acción, siempre y cuando hagas los ajustes necesarios, para que no estés haciendo las mismas cosas y esperando diferentes resultados. Cuando erramos insistimos hasta que damos con la solución que mejor funciona. En la Biblia existe el caso de un hombre, que luchó contra el Ángel de Dios, y le dijo: “No te dejaré, si no me bendices” y su insistencia fue tal que el Ángel lo bendijo, y le cambió el nombre de Jacob a “Israel”, “porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido”. (Capítulo 32 de Génesis).
De la misma forma, si tu propósito es noble y tu determinación está cimentada en algo que será bueno para ti y para los tuyos… Insiste, ora, e insiste otra vez… hasta provocar la bendición de Dios.
Resistir. Si Dios existe, el diablo también, y ha creado una compleja red de mentiras para mantenerte engañad@, haciéndote creer que es un invento para asustar a las personas, y no te des cuenta que él también es persistente en su propósito…
¿Sabes cuál es?: Destruirte.
El enemigo quiere que te alejes de Dios, y saboteará cualquier meta que te convierta en mejor persona. Por ello debes saber que, si estás haciendo lo correcto, y no te va bien, es porque la bendición que persigues es demasiado grande… Tanto que se ha convertido en un problema para el diablo.
En este caso la mejor opción es resistir la prueba que tienes delante “…porque cuando hayas resistido la prueba, recibirás la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman”. (Santiago 1:12).
Adaptarse. La única cosa constante, es el cambio. La perseverancia no es una repetición mecánica, es adaptativa; muta y se regenera según las condiciones que se presenten. La gente exitosa tiene una gran capacidad para reconfigurar sus planes, tomando en cuenta el contexto, la cultura, el tiempo, la comunidad y las normas que se interponen entre ellos y el triunfo.
Toma en cuenta que adaptarse no siempre será una acción individual, quizás necesites asesoría externa, para descubrir cómo salir del laberinto: “Porque con ingenio harás la guerra, y en la multitud de consejeros está la victoria”. (Proverbios 24:6).
Dosificarse. No inviertas todos tus recursos, o toda tu energía en una sola batalla. Escoge bien las luchas que has de librar y así tu perseverancia será más efectiva. Ir de menos a más no solo te dará satisfacción, también se convertirá en un testimonio entre las personas, que, viendo tus logros, se sentirán motivadas a colaborar contigo.
Saber administrarse pasa por tener el corazón caliente y la mente fría; si no puedes sostener un plan por mucho tiempo, reduce los objetivos y alcances hasta un nivel donde puedas manejarlos, y parte de allí para ir aumentando la dificultad y complejidad de tus proyectos.
Divide tu meta en etapas, y no avances a la siguiente hasta consolidar la que estás pisando.
Cuando Israel creyó que su hermano Esaú le mataría en un próximo encuentro, dividió su campamento, sus hijos, sus siervos, sus propiedades y ganado… en dos partes iguales. De esta forma, si su hermano atacaba uno, el otro campamento se salvaría…
No seas tan exigente contigo mism@... Las conquistas también pueden ser parciales.
Reinventarse. La resiliencia es la capacidad de ver oportunidades y superarse ante las adversidades. Todo proyecto o meta pasará por una crisis que te haga creer que todo está perdido. Quizás el primer intento sea consumido por el fuego y sólo queden de él las cenizas. Pero la perseverancia es una habilidad que te servirá para recoger esas cenizas, mezclarlas con otra arcilla y fabricar una nueva pieza de arte, que llevará la experiencia de las cenizas pasadas.
Quizá esto te parezca difícil, pero Dios concede el éxito a los que valientemente lo buscan: “Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán”.
Apacentarse. Esperar en Dios, tener confianza y cultivar la paciencia es clave para conseguir el éxito. Me gusta mucho una máxima que dijo el presidente de USA, André Jackson: “Las cosas difíciles requieren un largo tiempo, las cosas imposibles un poco más”. De modo que, si tu objetivo es demasiado alto, o involucra a demasiadas personas, debes saber que todo largo viaje tiene períodos para descansar, reponer fuerzas y seguir adelante.
Dios es un compañero fiel, que en cada tramo del camino otorga satisfacciones transitorias. Coloca tus planes en sus manos, pregúntale cómo puedes mejorarlos, y perfuma tu esperanza con la certeza de que el Creador del Universo puede ayudarte a cumplir cualquier meta.
“Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová”. (Jeremías 17:7).
Marco Gentile
Dpto. de Redacción NotiCristo
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