“Entonces Pedro se acordó de las palabras de Jesús, que le había dicho: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente.”
Mateo 26:75
¿Quién no recuerda al popular gallo, que le recordó a Pedro las palabras de Jesús? Me imagino a Pedro, con el alma abatida, lleno de vergüenza y amargura. Redargüido totalmente en su espíritu, después de escuchar el canto del gallo.
Esta ave doméstica, de variado plumaje, indica antes de rayar el alba, que ha llegado el amanecer de un nuevo día. Jesús hizo referencia a su canto para darle a entender a Pedro que antes de amanecer habría negado conocer al Señor, tres veces.
El gallo sin embargo no cantó tres veces sólo para atormentar a Pedro, sino porque esa era su costumbre. Ser preciso en su asignación le hizo ser de referencia natural a Jesús, para advertir al desviado discípulo, acerca de su mal proceder.
Este magnífico animal fue creado por Dios con un diseño específico, y manifiesta virtudes muy resaltantes, que bien pueden ser aprendidas por aquellos que busquen seguir su ejemplo, para empezar a manifestar a diario sus destacadas características.
Una de las virtudes que debemos asimilar del gallo, es la puntualidad con la que cumple diligentemente sus responsabilidades, sin darle cabida a ninguna excusa. Si decidimos actuar bajo este enfoque, ningún cambio repentino será un factor que limite el puntual cumplimiento de nuestros compromisos. La puntualidad del canto matutino, nos recordará que “El alma del perezoso desea, y nada alcanza; mas el alma de los diligentes será prosperada.”1 Y junto al apóstol Pablo el gallo nos recomendará que nos hagamos expertos en redimir el tiempo.2
Otra virtud que podemos aprender del gallo es la responsabilidad para cumplir los compromisos y encargos que hayamos asumido. El gallo no se niega a cantar bajo ninguna circunstancia. Salga el sol o no, él anunciará la madrugada. Llueva, truene o relampaguee, resonará el quiquiriquí matutino, anunciando justo a la hora, la llegada de una nueva temporada.
Así como el gallo sigue cantando aunque nadie se lo aplauda o agradezca, debemos entender que nuestra motivación para cumplir con los deberes, no debe ser solamente el reconocimiento de las personas. Fidelidad es otra de las virtudes que podemos aplicar del ejemplo del gallo. Lo que hagamos, que “No sea solo para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones”.3
Algo notable, es que el gallo despierta a los que duermen, aunque les moleste, del mismo modo, una virtud que podemos decidir caracterizar es la disposición para animar a otros, a aquellos que perdieron el interés por la vida, y a los que han perdido la fe. Debemos estar dispuestos a cambiar el ánimo de la gente a través de la palabra de Dios en nuestra boca. Estando prestos para decir: “Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo.”4
El gallo proclama las buenas noticias de un nuevo día, es un evangelista, una determinación que debe estar siempre presente en nosotros. La palabra de vida debe ser el mensaje optimista que proclamemos. A nadie podremos animar si nuestro lenguaje es estéril y sin gozo. Pero una buena noticia, puede cambiar cualquier ambiente. Y el Espíritu de Dios nos ha ungido para dar buenas noticias.5
El gallo nunca se queja de siempre cantar a la misma hora, por eso podemos aprender del gallo la disciplinada y constante perseverancia para cumplir con lo que debemos, llegar a donde deseamos, y atravesar inconvenientes, sin quejarnos por nada. Esto lo conseguiremos “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe”. 6
De modo que cada día, cuando escuchemos el canto del gallo, recordemos que su puntualidad, responsabilidad, fidelidad y dedicada disposición para animar a otros, así como su optimista misión de dar buenas noticias, y su disciplinada perseverancia para hacerlo, existen para redargüirnos, como a Pedro, para que incorporemos a nuestras vidas, las destacadas virtudes del gallo.
1Proverbios 13:4
2Colosenses 4:5
31 Tesalonicenses 2:4
4Efesios 5:14
5Lucas 4:18
6Hebreos 12:2
Pra. Karelis de Santodomingo
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