El 4 de septiembre se cumple el plazo de 10 días sobre los cuales se pronosticó el advenimiento de fuertes lluvias sobre el territorio nacional.
Casas anegadas hasta el techo por el desbordamiento de ríos en el estado Bolívar, deslaves de terreno y desprendimiento de rocas enormes en Mérida, decreto de “Estado de emergencia” durante 90 días en 5 estados: Miranda, Yaracuy, Zulia, incluyendo los ya mencionados, por mencionar algunos eventos, han dejado a Venezuela sumida en una coyuntura humanitaria de proporciones catastróficas.
Se estima que una cantidad cercana a las 15.000 familias, es decir, aproximadamente 55.000 personas, han sido gravemente afectadas por las lluvias en todo el país durante los últimos días. 20 fallecidos es el saldo que se viene manejando desde el 26 de agosto por el Ministerio de Interior y Justicia, todos ellos, en el Estado Mérida.
La pérdida de bienes inmuebles y de enseres por parte de las familias afectadas, en una Venezuela ya en crisis, es invaluable. El 14 de agosto en las adyacencias del Río Cuyuní hacia el sur del país, muchas familias fueron alertadas del inminente colapso de la cuenca. Sin embargo, la mayoría de las familias prefirieron quedarse allí ante el temor de ser desvalijados por los delincuentes si abandonaban sus hogares.
Neveras, cocinas, electrodomésticos en general, colchones, alimentos, ropas, muebles, recuerdos importantes, y hasta la misma integridad de la edificación hogareña, quedaron casi totalmente irrecuperables una vez producida la inundación de más de un metro sobre el terreno. Automóviles y cosechas también han sido arrasadas.
Las tomas captadas en video y fotografía por los usuarios de las redes sociales son simplemente desoladoras. ¿Qué esperanza tienen aquellas familias? ¿Cuál es el plan inmediato de dignificación y recuperación? Son 55.000 rostros que lo han perdido todo o casi todo. El miedo en los niños, la angustia en los ancianos y la desesperación en los padres impregna las expresiones de los fotografiados.
Huracanes cada vez más fuertes
Hacia el norte se oye que el huracán Ida en Nueva York, EEUU, ha dejado un saldo de 40 muertos. Testigos han relatado cómo algunas casas “explotaban" al ser atiborradas por las aguas, al tiempo que veían árboles enteros ser arrancados de raíz por los fuertes vientos.
En vista de ello, Katharine Hayhie, científica en jefe de Nature Conservancy y profesora en Texas señaló para la cadena CNN, que había que prestar atención al nivel de gravedad de los últimos huracanes. “Siempre hemos tenido huracanes, siempre hemos tenido olas, inundaciones y sequías, pero lo que está cambiando es la intensidad".
Ella explicó a través de un ejemplo que el huracán tiene un nivel de proyección desde que está en el océano hasta que toca tierra, que permite tomar decisiones. Ahora, el huracán está “cambiado en secreto los dados del juego" propiciando que estemos con los ojos velados ante la subida increíblemente rápida en el nivel de un huracán, lo que no da tiempo para tomar decisiones.
“La causa de eso es el cambio climático”, dijo Katharine. Es decir, una consecuencia directa del calentamiento global.
Elvis Russo Dpto. de Prensa Noticristo
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