Desde el momento de la creación Dios le concedió a Adán el dominio de la tierra, para tener autoridad sobre ella, y ser productivo con los recursos que Él le estaba entregando. Es decir, Dios le adjudicó a Adán la responsabilidad de cuidar y administrar su creación.
Génesis 1:26-28 dice: “Y dijo: Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. Que tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves del cielo; sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes, y sobre todos los reptiles que se arrastran por el suelo. Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, y los bendijo con estas palabras: Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo.”
Uno de los significados de la palabra dominio, es administración, o mayordomía. Adán estaba siendo instalado en la tierra como administrador de la creación. Un administrador es uno que se encarga de cuidar bienes que no le pertenecen, y por los cuales tendrá que rendir cuentas. El administrador es quien usa los recursos que le fueron entregados de la mejor manera posible, a fin de que el dueño pueda recibir una multiplicación de su inversión inicial.
Lamentablemente vemos en nuestros días cómo los recursos naturales están siendo explotados y usados de una manera irracional, lo cual ha llevado a la exterminación de especies, a la contaminación de distintos lugares del planeta, al calentamiento global, a la destrucción de ecosistemas, y otros problemas asociados a la irresponsabilidad del hombre con la creación. El trato que el hombre - como administrador - le ha dado a la Tierra deja mucho que desear.
Las Escrituras nos dicen en 1 Corintios 4:2 “Ahora bien, a los que reciben un encargo se les exige que demuestren ser dignos de confianza”, y las evidencias nos demuestran que el ser humano no está siendo precisamente digno de confianza. Durante el confinamiento debido a la pandemia, fue notorio en las noticias a nivel mundial que la naturaleza empezó un proceso de recuperación. Los ríos se volvieron más transparentes, algunas especies volvieron a los lugares que frecuentaban antes de la intervención humana, disminuyó la contaminación del aire, y estas fueron tomadas como buenas noticias, por los defensores del medio ambiente.
Es evidente que el ser humano necesita entender que no es dueño de la creación sino sólo un administrador y que en su momento deberá dar cuenta al verdadero Dueño, de lo que está haciendo con todos los recursos que ha recibido. El ser humano tendrá que rendir cuentas a Dios por la creación.
Como creyentes, conscientes del rol que Dios nos ha asignado dentro de su creación necesitamos ser intencionales en cómo aprovechamos los recursos naturales que Él nos ha permitido usar y administrar. Cuando pensamos por ejemplo, en el aire que respiramos a diario deberíamos meditar en cuánto tendríamos que pagar si Dios decidiera cobrarnos por el oxígeno que necesitamos para vivir; son detalles en apariencia pequeños, o beneficios que damos por sentado, pero que dicen mucho del valor que le damos o no a las bendiciones de Dios.
Gran parte del daño a la creación de Dios se debe a la avaricia humana, pero el objetivo de la mayordomía no debe ser el lucro personal, porque a fin de cuentas, la codicia del dinero puede hacernos acabar mal. El jefe indio Noah Sealth, dijo: “Sólo después que el último árbol sea cortado, sólo después que el último río haya sido envenenado, sólo después que el último pez haya sido atrapado, sólo entonces nos daremos cuenta que no nos podemos comer el dinero”.
Dios tiene cuidado de la creación. Él vela por ella. El universo dejaría de existir si Dios dejara de involucrarse. Pero aun así, Dios ha hecho responsable al hombre por las cosas que suceden en el planeta. Nuestra mayordomía sobre la creación debe ser tomada con seriedad, porque daremos cuenta a Dios, el Dueño.
Piense en eso cuando use el agua, y la electricidad; téngalo en cuenta cuando necesite deshacerse de sus desechos. Cosas tan básicas como apagar el bombillo que no usamos, y no dejar gotear el grifo, cuentan como actos responsables, en la administración que se nos ha confiado.
Beverly Guevara
Departamento de Redacción NotiCristo.
Diseño: Desiree Tarrío
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