Un error que cometemos los cristianos es pensar que si no atestamos de teología cada conversación, texto, cuadro, canción, película, o política, simplemente no estamos haciendo obra evangelizadora.
Y no estoy de acuerdo.
Puede haber diferencias teológicas entre los creyentes, pero en lo que seguramente todos coincidimos es que Dios es el Hacedor y dueño absoluto de todo; en cuyas manos está el gobierno universal.
Cuando el artista cristiano se dispone a crear, tiene conflictos.
Hay quienes dicen que solo debemos hablar y leer Biblia. Otros son más flexibles. No todo el mundo es artista, pero todo hombre es un creador en miniatura. Desde el llanero que siembra maíz sin máquinas, hasta el astronauta… pasando por el bebé que intenta articular palabras, y el orador que habla 15 idiomas.
Pero la Salvación no tiene nada que ver con campesinos o astronautas, bebés o políglotas. Cualquiera puede recibir un regalo.
La teología, como la compresión coherente de la Revelación Bíblica, puede ser un acortamiento entre dos puntos: perdición y salvación. Pero nos emociona el nudo, la trama, los giros inesperados; que al Creador del cosmos le llueva encima mientras duerme en una barquita en el lago de Galilea.
Un filósofo muy agudo me interpeló una vez:
-Después de mucho pensar, descubrí que el agua es tan salada mar adentro, como en la orilla.
-¿Y la profundidad?- Protesté.
Me respondió:
-Para llegar al otro lado del océano ¿prefieres bucear o nadar?
-Prefiero un avión- Pensé.
Pero el arte, conjugado con nuestra fe, no es solo cuestión de preferencias, como limitaciones, sino de particularidades excepcionales que Dios concede a cada uno, según Su don.
La vida, vista como el mar, tampoco es un mero atravesar. Es más un navegar constante.
En cuanto a fe, no me ha hecho falta ni nadar ni bucear para llegar totalmente al “otro lado” -Dios-.
Estos actos, sean recreativos o supervivenciales, representan extras que Su Revelación nos ha regalado. Jamás son el medio de transporte para ser salvos. Estas dramáticas empresas son dones paralelos y adicionales.
¿Qué es la vida? Un regalo dado con el precio de un sacrificio. No deja de ser regalo y no deja de implicar sacrificio. Ambas cosas son deliciosas a su modo. El universo es caos y belleza, rosas y bombas atómicas, cruz y resurrección.
Todos deben enfrentarse a esa realidad o darle paso a la locura. Nosotros podemos estar locos y cuerdos, para los hombres y para Cristo. ¡Somos los más enriquecidos!
¿Por qué cercenarnos al claustro mental si no es un deber?
Hay cosas que jamás debiéramos pensar, cosas nefastas, repulsivas, inconcebibles. Pero la mayoría de lo que existe no es de esta clase. Aun así, lamentablemente, nos hemos topado con ellas y ¿qué podemos hacer?
El arte es un medio para olvidar esa tragedia abismosa. La fe nos da al Señor que es la Vida y el Puente sobre el mar. Sea que recordemos el origen de la tragedia o no, Él estará con nosotros.
Predicar, puede incluir mucho más que la teología… Puedes señalar a Dios, En la playa, en la barca, o caminando sobre la misma marea tormentosa. No hay límite para la expresión de su existencia… Para Su Perfecta Locura, Su inabarcable amor, Su espectacular belleza, y Su Sabiduría impenetrable; Él nos ha amado, y todo a nuestro alrededor lo grita… ¿y cómo no amarle? ¿Cómo no sacrificarnos? ¿Cómo no corresponder a ese amor?
Autor: Elvis Russo
Diseño: Desiree Tarrío
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