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Pr. David Parra

Un Padre Instruye y Entrena


Serie: ¡Cómo ser un buen padre!


Instruye y Entrena


“Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre.”

Proverbios 1:8.


Mi hijo, por mucho tiempo practicó fútbol. Tres veces por semana debía asistir a sus entrenamientos deportivos. Allí, él y su equipo recibían indicaciones del cuerpo de entrenadores, y repetían una y otra vez los ejercicios físicos, aeróbicos y anaeróbicos, y practicaban las jugadas y estrategias que desarrollarían en los juegos.


Los días que no practicaban en la cancha, entrenaban en casa, de manera individual, para mantener el ritmo, practicar jugadas, y desarrollar dominio del balón. Para el fin de semana, cuando correspondían los juegos, se hacía una selección de los jugadores en mejor forma física, con mejor rendimiento deportivo, y que manejaran con mayor dominio las estrategias, para que representaran al equipo en el partido correspondiente.


Un partido duraba 90 minutos, pero el entrenamiento anterior al juego, para los seleccionados, implicaba al menos dos horas de entrenamiento diario, que eran rigurosamente supervisadas por el cuerpo de entrenadores. El entrenador medía los tiempos, pitaba los errores, corregía las deficiencias, daba consejos a los entrenantes, supervisaba los ejercicios, y animaba al equipo.


En el hogar, el entrenador de los hijos, es el padre. Cuando la Biblia menciona la palabra instrucción en este texto, se refiere precisamente al entrenamiento que el padre debe proveer a sus hijos. Un buen padre disciplina a sus hijos, les exige, los anima, corrige sus deficiencias, y los aconseja.

Parte del buen entrenamiento es la aplicación de la disciplina adecuada, en un contexto de amor incondicional. Hace días leí al respecto de esto una frase interesante: “disciplina sin amor, es abuso; amor sin disciplina, irresponsabilidad”. La corrección, es una muestra de amor paternal. La Biblia dice que el padre al hijo que ama, desde temprano lo corrige. (Proverbios 13:24)


El mejor entrenamiento, es el que modela la conducta que se desea. Para instruir efectivamente, el padre no solo debe decir qué hacer, sino también modelar cómo hacerlo. A fin de cuentas, los hijos aprenden más por el ejemplo, que por las palabras.


Pr. David Parra

Serie: ¡Cómo ser un buen padre!

Dpto. de Redacción NotiCristo


Dpto. de Diseño: Desiree Tarrío

@desi_tarrio en Instagram y Telegram.



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