SERIE: “VALIENTE”
Capítulo 2: “Valentía para enfrentar tus miedos”.
¿Dónde nacen nuestros miedos? ¿Qué poder tienen sobre nosotros que aun sin verlos nos paralizan, nos hacen retroceder o simplemente desistir?
“Tuve miedo y me escondí…” Génesis 3:10
No podemos lidiar con lo que no reconocemos o negamos, y en este aspecto los miedos suelen ser esas sombras con las que no queremos caminar, pero que están a lo largo y en casi todo el recorrido de la vida…
Niños, jóvenes, adultos o ancianos, todos los tenemos, y se van haciendo más complejos a medida que pasan los años, y experimentamos dolores, angustias y decepciones.
Los miedos se alojan en nuestra mente, se esconden, porque los guardamos en rincones de difícil acceso, pero salen a la luz en situaciones de estrés, presión o incomodidad.
Por eso el día de hoy, ha llegado la hora de ponerles nombres:
Miedo a fallar, a no poder, a la soledad. Miedo a enfermar, a perder el trabajo, a fracasar en una relación. Miedo a la muerte, a vivir, a crecer. Miedo al cambio... y podríamos seguir interminablemente, porque la centralidad de nuestros miedos no son su tamaño o naturaleza, sino lo que éstos representan para nosotros.
¿Sabías que muchos de nuestros miedos ni siquiera nacen de un pensamiento propio? sino que fueron introyectados desde muy pequeños cuando nos decían: “come toda la comida sino te vas a enfermar”, “no saltes así que te vas a caer”, “sino te portas bien va a venir el cuco”, “si eres tan exigente te vas a quedar solo” ... Y tantas otras que al momento de leer esta nota vendrán a tu memoria, porque las escuchaste o las dijiste.
Ahora bien, ¿qué hacemos con los miedos que nos asedian?
En primer lugar, dejar de negarlos. Todo ser humano los tiene, de hecho, es una emoción biológica y automática que no podemos evitar, así que no pierdas tiempo en esconderlos o disfrazarlos de prevención, o de cualquier otra actitud de prudencia.
En segundo lugar, ponlo en perspectiva real y pregúntate: ¿Este miedo está basado en altas probabilidades de que suceda lo que temo, o en pronósticos de noticieros sensacionalistas, comentarios de segundos que intentan desparramar su negatividad, o realmente estoy destinado a que suceda?
Para contestar esta interrogante usaré el libro de Job 3:25: Lo que más temía, me sobrevino; lo que más me asustaba, me sucedió.
Si quieres dar el primer paso para superarlos, habla con alguien que esté preparado para asesorarte o una persona sabia a la cual puedas manifestarle tus miedos.
Cuando no puedes hablar de alguna cosa, te cosificas como esclavo de aquello que callas.
Quítale el poder al temor. Practica la humildad y reconoce que hay cosas de las cuales no tienes el control. La decisión de hacerte vulnerable para recibir ayuda y contención será el paso determinante en tu curación.
En Juan 20:19 se lee: “En la noche de ese mismo domingo, los discípulos se reunieron en una casa. Las puertas de la casa estaban bien cerradas, porque los discípulos tenían miedo, y Jesús les dijo. Paz a vosotros”.
Por último, analiza este versículo de la biblia: “Sino que el amor perfecto echa fuera el temor. El que teme espera el castigo, así que no ha sido perfeccionado en el amor.” Juan 4:18
¿Estás viendo esta amorosa invitación de parte de Dios a ser libre de tus temores? Muchos de ellos podrían estar basados en algún tipo de culpa o en no aceptar el gran e inmerecido regalo de Dios, que es su salvación y su gracia por la cual no necesitamos hacer nada más que recibirla.
Si quieres conocer otro aspecto de la valentía, no te pierdas el capítulo de mañana:
Pamela Amador
Profesional del Counseling (Consejería psicológica)
Buenos Aires, Argentina.
DPTO. DE REDACCIÓN NOTICRISTO
Diseño: @REDACTRONICA en Facebook e Instagram
Comentarios